
San José, custodio de Jesús y esposo virtuoso de María, que transcurriste la vida en el cumplimiento perfecto del deber, sustentando con el trabajo de tus manos a la Sagrada familia de Nazaret. Con confianza nos dirigimos a ti protégenos en nuestras necesidades. Tú conoces bien nuestras aspiraciones, nuestras angustias y esperanzas. A ti recurrimos porque estamos seguros de encontrar en ti quien nos proteja. También tú experimentaste la fatiga y el cansancio; pero tu ánimo, remanso de paz profunda, exultó de gozo por la intimidad con el Hijo de Dos a ti confiado y con María, su santísima madre. Ayúdanos a comprender que no estamos solos en nuestros trabajos, a saber descubrir a Cristo al lado nuestro, a darle nuestra acogida a su Gracia, y a custodiarla fielmente como lo hiciste tú. Concédenos que en nuestra familia todo quede santificado por la caridad, en la paciencia, en la justicia y en la búsqueda del bien. Amén.