lunes, 8 de febrero de 2010

LA VICTORIA SI LLEGA




Sheila Morataya-Fleishman



¿Qué necesitas para liberarte de miedos y complejos? Tal vez tu amor propio y el deseo de éxito a los ojos del mundo, no son el camino indicado.



La autoestima es uno de los temas más recurrentes en la actualidad, considerándose como imprescindible y fundamental para el éxito y el desarrollo de cualquier persona. Pensar en uno mismo y no dejar que los demás nos consideren inferiores, parecen ser las ideas base para la autoestima.
Sin embargo, Cristo nos habla del amor al prójimo, de ser los últimos y servir a los demás ¿No parece esta enseñanza oponerse al desarrollo de nuestra auto-estima? De ninguna manera. Para hacerte santa, debes encontrar en la auto-estima una forma de profundizar en tu conocimiento interior para servir mejor a Dios y al prójimo.

Los componentes básicos de la autoestima.
Según los estudios científicamente desarrollados por psicólogos norteamericanos (como Coppersmith, Branden, James y Pope entre otros) establecen que el sentirse capaz para la vida y merecedor de la felicidad, son los dos componentes más decisivos a la hora de actuar en el mundo como persona.
Desde el punto de vista emocional y por vivir en un mundo altamente competitivo, es muy importante adquirir la seguridad de alcanzar grandes metas en cualquiera de los aspectos de nuestra vida. La sensación de “logro” es lo que a ti como mujer te hace avanzar y te empuja a arriesgarte, a tomar nuevos retos en tu vida, es decir, debes hacer lo posible por conocer y confiar en tus capacidades.
El gran obstáculo que se nos presenta es el miedo, el cual proviene algunas veces de una falta amor en nuestra niñez, los maltratos recibidos por los padres, o la burla de las amigas. Pero ahora que has crecido y te conoces mejor, puedes comprender que muchas veces eso que tanto te lastimó, no necesariamente era maldad, sino pura ignorancia humana. Es tiempo de volver tu mirada hacia delante, permite que las buenas y malas experiencias del pasado te sirvan de base y fortaleza para construir una mujer nueva, positiva, valiente, y sobre todo, mejor hija de Dios.
El segundo componente, sentirnos merecedoras de la felicidad, se relaciona directamente con el respeto que tienes por ti misma como persona: Es reafirmar en ti el derecho que tienes a ser feliz, a vivir, a expresar tus propios pensamientos, a satisfacer tus necesidades... Dicho de otra forma, el respeto a ti misma es el atrevimiento a ser quien eres.
Podemos afirmar que tanto capacidad como merecimiento, son ejercidos realizados a través de un solo catalizador: el amor por uno mismo.

La verdadera autoestima.
¿Cuál es la dificultad que se encuentra entre la autoestima del mundo y los seguidores del mensaje de Cristo? La autoestima sin Dios está orientada a uno mismo: triunfas porque tienes derecho, porque importas tu, porque te lo mereces, porque tienes que “vivir” la vida. En la autoestima del mundo el ideal eres tú y los fines son puramente humanos, míos. En el fondo, esa auto-estima es vacía, fabricada, sostenida en las propias fuerzas humanas. Lamentablemente, de alguna u otra forma, los complejos siempre aparecerán.
El amor en el mensaje de Cristo es el combustible que necesitamos para “donar la vida” a los demás. De esta forma el ingrediente “amor”, se utiliza para orientarse a los demás y no a ti misma.
¿Quieres desarrollar en ti la una verdadera auto-estima? Abre tu corazón a Dios, y el amor por tu persona nacerá de saberte hija del Altísimo, la presencia de Su amor te liberará de miedos, complejos, ganas de éxito y brillo a los ojos del mundo y te da seguridad en ti misma para imprimir tu huella con paso firme en todos los ambientes de la sociedad. Para “cristianizar” los modos de vivir humano.
El amor en las enseñanzas de Cristo no puede estar orientado a uno mismo, sino decididamente a los demás.

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...