martes, 6 de noviembre de 2018

HOMILIA Domingo Trigésimosegundo del TIEMPO ORDINARIO cB (11 de noviembre de 2018)

Domingo Trigésimosegundo del TIEMPO ORDINARIO cB (11 de noviembre de 2018) Primera: 1Reyes 17, 10-16; Salmo: Sal 145, 7. 8-9a. 9b y 8d y 10; Segunda: Hebreos 9, 24-28; Evangelio: Marcos 12, 38-44 Nexo entre las LECTURAS Una actitud de generosidad disponible y confiada reúne los textos del actual Domingo del tiempo ordinario. La generosidad es la actitud de la viuda de Sarepta, que no duda en dar una hogaza a Elías a costa de su propio último sustento (primera lectura). También es la actitud de la viuda, observada únicamente por Jesús, que deposita todo su haber en el ‘cepillo’ del templo, por más que fuera una nimiedad (evangelio). Es sobre todo la actitud de Jesús que se entrega hasta la muerte, de una vez para siempre, como víctima de rescate y salvación (segunda lectura). Temas... Generosidad. En la liturgia de hoy las mujeres juegan un papel predominante y positivo. Además se trata de mujeres viudas, con toda la precariedad que ese término traía consigo en los tiempos remotos del profeta Elías (siglo IX a. C.) y de Jesús. No pocas veces la viudez iba unida a la pobreza, e incluso a la mendicidad. Sin embargo, los textos sagrados no presentan estas dos buenas viudas como ejemplo de pobreza, sino como ejemplo de generosidad. En los tres años de sequedad que cayó sobre toda la región, a la viuda de Sarepta le quedaba un poco de harina y unas gotas de aceite, para hacer una hogaza con que alimentarse ella y su hijo, y luego morir. En esa situación, ya humanamente dramática, Elías le pide algo inexplicable, heroico: que le dé esa hogaza que estaba a punto de meter en el horno. La mujer accede. Hay una especie de ‘sentido de lo sobrenatural’ que la mueve a obrar así. Es el don de la generosidad que Dios concede a los que poco o nada tienen. No piensa en su situación; piensa sólo en obedecer la voz de Dios que le llega por medio del profeta. Una mujer ejemplo. Siendo como era pobre y necesitada, no tenía ninguna obligación de dar limosna para el culto del templo o para la acción social y benéfica que los sacerdotes realizaban en nombre de Dios con las ayudas recibidas. Su gesto brilla con luz nueva y esplendorosa, precisamente porque se sitúa más allá de la obligación, en el plano de la generosidad amorosa para con Dios. El contraste entre la actitud de la viuda y la de los ricos que echaban mucho, pero de las sobras de sus riquezas, ennoblece y hace resaltar más la generosidad de la mujer. La fuente de toda generosidad. La generosidad de las dos viudas mana de la generosidad misma de Dios, que se nos manifiesta en Cristo Jesús. Generosidad de Jesús que se ofrece de una vez para siempre en sacrificio de redención por todos los hombres: nada ni nadie queda excluido de esa generosidad. Generosidad de Jesús que, como sumo sacerdote, entra glorioso en los cielos para continuar desde allí su obra sacerdotal en favor nuestro: continúa en el cielo su intercesión generosa y eterna por los hombres. Generosidad de Jesús que vendrá, al final de los tiempos, sin relación con el pecado, es decir, como salvador que ha destruido el pecado y ha instaurado la nueva vida. En su existencia terrena Jesús era muy consciente de que no había venido al mundo para condenar sino para salvar. En su parusía o última venida, mantiene la misma finalidad de Salvador misericordioso, recordemos el trato con el ladrón que pide el Reino y el trato con la Virgen y las relaciones familiares nuevas con la Iglesia en la persona de san Juan. Y es la generosidad de los santos, especialmente los mártires. Sugerencias... La generosidad del corazón. No pocas veces los hombres nos llenamos de admiración cuando escuchamos o sabemos que alguien ha hecho un gesto de gran generosidad... esto es muy bueno… y que haya muchos generosos, que están dispuestos a vaciar su bolsillo para que otros seres humanos reciban educación o puedan ser atendidos dignamente en un hospital, en las cosas de todos los días. Sin disminuir la importancia de la cantidad, queremos subrayar que -según el evangelio- más que la cantidad vale la ‘caridad’. Es decir, si esos bienes los ha dado con caridad y en acto de servicio haciendo una verdadera renuncia y conversión de vida (Zaqueo). Cuando la generosidad afecta al bolsillo y al corazón, es auténtica. Por eso, quien da poco, pero es todo lo que puede dar, y lo da con toda el alma, ése es generoso, y su generosidad a los ojos de Dios ‘vale igual’ de la de aquel que posee muchos bienes y se ha desprendido de ellos. Si tienes mucho o poco, da conforme a lo que te pide Dios y a lo que esperas recibir de Él. Generoso, ¿hasta dónde? En este asunto, no hay leyes matemáticas. El principio fundamental está claro: da, sé generoso. Como Él nos dio, demos nosotros. Qué dar, hasta dónde llegar en la generosidad, no admite una sola y única respuesta. Lo importante es que ninguno de nosotros diga: "hasta aquí". No es posible poner límites al Espíritu de Dios. Nos examinemos y preguntemos: ¿Estoy dando todo lo que puedo? ¿Estoy dando todo lo que el Espíritu Santo me pide que dé? ¿Estoy dando como debo dar: desprendidamente, generosamente, sin buscar compensaciones? Los discípulos-misioneros, hoy, debemos ser como los cristianos de Macedonia, de los que habla Pablo en su segunda carta a los corintios, "su extrema pobreza ha desbordado en tesoros de generosidad. Porque atestiguo que según sus posibilidades, y aun sobre sus posibilidades, espontáneamente nos pedían con muchas insistencia la gracia de participar en este servicio en bien de los santos" (8, 2-4). Consideremos la generosidad una gracia de Dios, y pidámosla con sencillez de corazón, pero también con insistencia. Que Dios no la negará a quien se la pida de verdad. Son muchos los que tienen necesidad y se beneficiarán de nuestra generosidad. María, Madre generosa en la entrega, ayúdanos a confiar y a decir siempre SI.

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...