domingo, 22 de mayo de 2022

HOMILIA Solemnidad de la ASCENSIÓN DEL SEÑOR cC (29 de mayo 2022)

 Solemnidad de la ASCENSIÓN DEL SEÑOR cC (29 de mayo 2022)

PrimeraHechos 1, 1-11; Salmo: Sal 46, 2-3. 6-9; Segunda: Efesios 1, 17-23 o bien, Hebreos 9, 24-28; Evangelio: Lucas 24, 46-53

Nexo entre las LECTURAS

En la solemnidad de la Ascensión el conjunto de la liturgia parece decirnos: "Misión cumplida, pero no terminada", YA SÍ y TODAVÍA NO. En el evangelio, Lucas resalta el cumplimiento de la misión: misterio pascual y evangelización universal. La narración del libro de los Hechos se fija principalmente en la tarea no terminada: serán mis testigos... hasta los confines de la tierra; este Jesús... volverá... Finalmente, la carta a los Hebreos sintetiza en el Cristo glorioso, sumo sacerdote del santuario celeste, la misión ‘cumplida’ (entró en el santuario de una vez para siempre), pero ‘no terminada’ (intercede ante el Padre en favor nuestro...vendrá por segunda vez...a los que le esperan para su salvación). La segunda lectura (opcional, Efesios), y todas las oraciones que nos ofrece el Misal para esta fiesta, son una ilustración magnífica del contenido pascual de este misterio. Se trata de la exaltación de Jesús a la derecha del Padre, que confesamos en el Símbolo apostólico.

Temas... Sugerencias…

Ascensión, desarrollo de la Pascua. Qué bueno y qué bien nos hace que la fiesta de la Ascensión del Señor se celebre en un Domingo de Pascua, así se ve que no es una fiesta aparte, ocupada en la cronología histórica, sino algo que pertenece y es el desarrollo de la misma Pascua que estamos celebrando desde hace seis semanas.

Lucas -éste es su año- nos cuenta dos veces la escena. Una, como final del evangelio, y otra como inicio de su libro de los Hechos, la historia de la Iglesia. Y es que la Ascensión es el entronque: el punto de llegada de la vida de Jesús y el punto de partida del tiempo de la Iglesia. En el evangelio ha ido contando Lucas cómo Jesús, desde Galilea, sube hasta Jerusalén, donde vive intensamente su muerte y su glorificación. Luego, desde Jerusalén empieza el gran camino de la Iglesia, que tiene que llevar su testimonio a todo el mundo. Ahora la meta simbólica será Roma. La meditación podría seguir este esquema: el triunfo de Jesús y el inicio de la misión eclesial. Triunfo y tarea. Y podemos comentar que en ocasión de los 20 Concilios ecuménicos Dios habló 20 veces más

Jesús ha cumplido. Nos alegramos por el triunfo de Jesús. Después de cumplir su misión -la voluntad del Padre que le ha encomendado la salvación del mundo a través de su entrega total-, ahora es glorificado y constituido Señor sobre todo el mundo y Cabeza de la comunidad eclesial (lectura segunda): "el Padre ha desplegado la eficacia de su fuerza poderosa en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo". Conviene ya anticipar los títulos de Jesús que luego proclamará con énfasis en el prefacio: "el Señor, el rey de la gloria, vencedor del pecado y la muerte, mediador entre Dios y los hombres, juez de vivos y muertos". Toda la celebración, con cantos y textos, debe mostrar admiración y alegría por esta victoria de Cristo.

Ahora nos toca a nosotros. La fiesta de hoy apunta también a la Iglesia, que no se puede quedar "mirando al cielo", sino que recibe el encargo de "quedarse en la ciudad" y continuar la misión de Jesús, hasta que vuelva y se manifieste en gloria. El encargo es: ser testigos, predicar la buena noticia, celebrar los sacramentos... Para que la comunidad -nosotros- podamos cumplir bien esta no fácil misión, hay dos "ayudas" fundamentales.

a) AUSENCIA-PRESENCIA: El mismo Cristo Jesús está con nosotros; su ‘subida’ al cielo y su ‘glorificación’ no son ausencia total. Si entendiéramos bien la Ascensión veríamos que no es misterio de ausencia, sino de presencia profundamente universal: "yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (antífona de comunión), porque como dice el prefacio, "no se ha ido para desentenderse de este mundo". El Señor Jesús, ahora en su existencia glorificada, está presente y activo en todas partes, como protagonista de la salvación. Nosotros "colaboramos" con El.

b) Pero además NOS HA DADO SU ESPÍRITU, otro protagonista invisible, pero realmente presente. Jesús da el encargo misionero ligado a la promesa y a la donación de su Espíritu, que es el que da fuerza, luz y eficacia. Es lo que gozosamente recordaremos de modo especial el domingo que viene.

Alegría y esperanza. También cabe acentuar el tono de esperanza y optimismo que la Pascua y la fiesta de la Ascensión nos quieren comunicar. Cristo no ha triunfado solo. De su victoria ya participamos todos: "la Ascensión de Jesucristo es ya nuestra victoria" (oración colecta), "nos das ya parte en los bienes del cielo", "en Cristo nuestra naturaleza humana ha sido enaltecida y participa de su misma gloria" (poscomunión), "ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su reino" (prefacio), "para hacernos compartir su divinidad" (prefacio segundo).

Lucas resume así la actitud de los primeros cristianos, a pesar de la "ausencia" de la Ascensión: "ellos se volvieron a Jerusalén con gran alegría" (evangelio). Hoy es la fiesta de la esperanza. Es verdad que también lo es de nuestro compromiso y de la tarea encomendada, pero prevaleciendo el tono de la cercanía de Cristo que nos ayudará en el empeño.

Compartimos la fiesta de la Ascensión con la Virgen Madre, al final del mes de mayo en torno a las fiestas de la Virgen en Luján, en Fátima, María Auxiliadora y la Visitación. María ha sido -también en esto- la "primera cristiana", la que más de cerca ha seguido a Cristo en el camino de la cruz y en su triunfo. Ella, además, ya participa, por la Asunción, de la victoria de su Hijo en cuerpo y alma. Y ciertamente confiados en San José, que desde el Cielo es nuestro patrono y protector y terror de los demonios (san Pío X).

Todo será poco para que la celebración de hoy logre comunicarnos la esperanza de la Pascua: "que el Señor ilumine nuestros ojos para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama" (lectura segunda).

Y en medio, la Eucaristía. Esta comunidad de Jesús que somos nosotros, en tensión entre la "despedida" de Jesús y su "vuelta" gloriosa final, vamos viviendo nuestra fe y nuestra misión apoyados por la Eucaristía: "cada vez que coman... proclamamos la muerte del Señor hasta que vuelva" (1 C 11, 26). En cada Eucaristía recordamos la Pascua de hace más de dos mil años. Adelantamos la Pascua final de la historia. Pero sobre todo participamos de la Pascua actual, con la que el Señor Glorioso nos quiere llenar de su Vida y su Alegría.

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...