lunes, 24 de julio de 2023

HOMILIA Domingo decimoséptimo del TIEMPO ORDINARIO cA (30 de julio de 2023)


 Domingo decimoséptimo del TIEMPO ORDINARIO cA (30 de julio de 2023)

Primera: 1 Reyes 3, 5-6a. 7-12; Salmo:118, 57. 72. 76-77. 127-130; Segunda: Rom 8, 28-30; Evangelio: Mateo 13, 44-46 

Nexo entre las LECTURAS

Una ‘nota’ del hombre es la libertad de elección. La elección es el tema que puede agrupar (nexo) los textos litúrgicos, mediante los cuales la Iglesia nos invita a reflexionar para vivir más evangélicamente. En el evangelio el hombre ‘que encuentra’ elige vender todos sus bienes para comprar el campo en el que ha descubierto un tesoro, y el que se dedicaba a buscar perlas finas sacrifica todas las que tenía con tal de obtener una perla preciosa sin comparación. En la parábola de la red ‘barredera’ ya no es el hombre el que elige, sino Dios mismo, conforme a las elecciones que el hombre haya hecho en su vida. La segunda lectura nos habla de la llamada de Dios y de la consiguiente respuesta–elección del hombre. La figura de Salomón orante, en la primera lectura, muestra que es en el ámbito de la oración donde el hombre se capacita para hacer las elecciones más auténticas, para discernir bien lo que hay que hacer y tener la fortaleza de poder practicarlo.

Temas...

Valorar lo que hacemos y pedimos. ¡Cuántas veces, en nuestra vida de cada día, hacemos cosas que tienen más valor, mayor sentido, del que pensamos! El maestro que dedica esfuerzo a enseñar a sus alumnos, la madre que se desvela preparando la comida de cada día, el campesino que sabe realizar el trabajo oportuno en cada época del año... Y tantos otros ejemplos que podríamos recordar, Claro está que lo importante es hacer estas cosas, hacerlas bien, más que pensar en su valor y sentido. Pero quizá, a veces, atender a este valor y sentido, tenerlo en cuenta, nos ayudaría a todos a hacerlas mejor, o a valorar más toda nuestra vida.

Y, esto, podríamos decirlo también desde la perspectiva de nuestra vida cristiana, religiosa. Nos permitimos un ejemplo.

Cada Domingo, en la Misa, rezamos el Padrenuestro. Después de dar gracias a Dios Padre, todos unidos nos atrevemos a decir con entera confianza la oración que Jesús nos enseñó. Lo importante es decirla, porque siempre las palabras –por poca atención que les dediquemos, si las decimos con buena  voluntad– siempre son semilla y levadura en la tierra de nuestra vida.

Pero mejor será si, cada uno, procura decirlas con más atención. Más abiertos a que aquello que pedimos al Padre, sea carne y sangre de nuestra vida. Una oración y un anhelo que, luego, cuando vamos a comulgar con Jesucristo, se realiza, Se realiza mucho más allá y mucho más de verdad de lo que nosotros somos capaces de imaginar.

¿Qué significa pedir: "Venga tu Reino"? Hoy, en el evangelio, Jesús nos hablaba del Reino de Dios como de un tesoro escondido o una perla de gran valor por lo que vale la pena venderlo todo. Es decir, como de aquello más valioso que podemos encontrar o buscar en nuestra vida. No como un añadido, o un complemento, o incluso un adorno, sino como lo mejor, lo decisivo, el corazón de nuestra vida.

Cuando, al rezar el Padrenuestro, decimos "venga tu Reino", ¿lo pedimos como lo más importante, corno el gran tesoro, la opción decisiva de la vida de cada uno de nosotros, de cada uno de ustedes?

Tal vez hemos de reconocer que no. Pero no nos asustemos de ello, no. Es ‘común’ y explicable que sea así. Porque el Reino de Dios, la paz, la justicia, el amor, la bondad, el compartir y ayudar, todo eso que compone y forma el Reino de Dios, siempre es mucho más de los que nosotros pensamos. Como decíamos al principio: es muy posible que lo vivamos y realicemos más de lo que pensamos. Cada día, en nuestro buen hacer hacia los demás. Pero quizá estemos poco atentos a lo que hacemos, lo valoremos poco.

De ahí que, cuando rezamos el Padrenuestro, cada día y sobre todo el Domingo antes de comulgar, bueno será que pensemos: pedimos muy sinceramente a nuestro Padre del cielo que venga a nosotros su Reino. Que es por lo que ya vivimos y trabajamos. Pero se trata de ser más conscientes de ello, para que así trabajemos más por ese Reino de Dios y lo vivamos más. Si amamos y queremos a los demás, que los amemos y queramos más sabiendo que esa es la gran voluntad de Dios. Si luchamos para que entre todos reine real justicia, que no nos desanimemos: es la lucha que Dios Padre quiere, que su Hijo Jesús nos enseñó y encomendó.

¿Encontrar o buscar?. Entre las dos breves parábolas que hoy leíamos, la del tesoro y la de la perla, hay una leve diferencia que puede responder a dos diversas historias de cada uno de nosotros o, a momentos distintos de nuestra vida.

La diferencia es que hablando del tesoro escondido (hoy quizá podríamos decir: un pozo de petróleo), Jesús dice que uno lo "encuentra". Mientras que cuando habla de la maravillosa perla de gran valor, dice (según el texto original) que "la busca". Son dos caminos, dos posibilidades, dos momentos en la vida de cada uno de nosotros: quizá Dios nos da la gracia de que encontremos sin buscar, o que tras una larga búsqueda, al final, tengamos la gracia de encontrar.

Sea como sea, lo que buscamos y lo que anhelamos encontrar es el Reino de Dios. Que intentamos explicar hablando de su amor, su vida, su paz y justicia, su bondad y buen hacer. Pero que, en el fondo, en todo eso, es el mismo Dios. Porque rezamos a nuestro Padre que está en el cielo, pero donde lo encontramos es en la tierra. Sobre todo, en cada hermana y hermano, en todo que nos pide amor, servicio.

Ese es el tesoro escondido, esa es la perla de gran valor. Dios presente en cada mujer, en cada hombre. Lo pedimos en el Padrenuestro, lo alimentamos en la comunión eucarística y lo vivimos en la entrega semanal..

Sugerencias...

La elección cristiana. El mundo de hoy ofrece a los hombres y a los cristianos muchas posibilidades de elegir entre realidades muy atractivas y seductoras, al menos a la vista y al "bolsillo". Una enorme desgracia que incumbe sobre los hombres es el engaño y los espejismos, el creer que hay un tesoro en un campo donde no lo hay en realidad, el soñar con un tesoro que de verdad no existe, valorar como perla preciosa lo que no es sino ficción (fachada) y baratija. Luego, con el tiempo, vienen los desengaños, las frustraciones... ¿Quién les orientará en la búsqueda del verdadero tesoro?

Muchos cristianos, muchos fieles de nuestra parroquia y vecinos, necesitan posiblemente valorar, por sí mismos o con la ayuda de otro, el tesoro inapreciable de Cristo y el campo, la Iglesia, en que este tesoro está escondido. Lo poseen como una herencia, como un cuadro antiguo que adorna una de las paredes de la casa. El cuadro está ahí, como podía estar en otro lugar. Esa herencia debe ser objeto de elección. Pero, ¿cómo van a elegir a Cristo, si Cristo es sólo una herencia, y no es un tesoro para ellos, si no es el supremo valor de su existencia? ¿Cómo van a amar a la Iglesia y a trabajar en la Iglesia, si no es el único campo en el que se encuentra el tesoro de Cristo? Es urgente que el cristianismo sea una herencia que se valora, que se elige y que llena de gozo la vida.

El sentido de la vocación. Se ha de buscar ampliar el concepto de vocación en la mente de los hombres y de los mismos cristianos. Existe la vocación a la vida, la vocación al matrimonio, la vocación al sacerdocio o a la vida consagrada, la vocación al apostolado laical, a la entrega diaria, POR SOBRE TODAS: la vocación al Cielo... En definitiva, es importante que el hombre "se sienta llamado", es decir, elegido, interpelado. La vida humana, y de modo más hondo la vida cristiana, es un diálogo de libertad entre Dios y el hombre. Dios que llama y el hombre que responde. Dios nos llama a nuestra plena realización humana y cristiana, el hombre ha de responder a este llamado, y, según la respuesta, decide sobre su historia y su destino. Vivir la vida ordinaria con sentido de vocación ofrece una perspectiva nueva a la existencia. Realizar las pequeñas decisiones concretas de cada día como respuestas a Dios que llama nos ayuda a tomar nuestras decisiones con mayor responsabilidad y además da un gran valor al ejercicio de nuestra libertad en los pequeños asuntos diarios.

Nuestra Señora del SI, ruega por nosotros.

 

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...