miércoles, 9 de enero de 2019

PAPA FRANCISCO AUDIENCIA DEL 9 DE ENERO

¿Cómo rezar para pedir algo a Dios? Papa Francisco lo explica en la audiencia general ALETEIA Haga click aquí para abrir el carrusel fotográfico “Dios nunca olvida a sus hijos que sufren”, expresó el papa Francisco en la audiencia general, en la cual prosiguió su ciclo de catequesis sobre el Padrenuestro e instruye a los fieles sobre la oración, según enseña el Evangelio : ”llamen a la puerta y les abrirán” (Lucas 11, 9). El Pontífice invitó a “perseverar en la oración, porque aunque a veces pareciera que Dios no nos escucha, sin embargo no es así”. Lo explicó en el aula Pablo VI del Vaticano durante la audiencia general del miércoles 9 de enero de 2019. Delante de 7000 fieles y peregrinos congregados para escuchar la catequesis dedicada al “Padrenuestro’, el obispo de Roma afirmó que hay que rezar como hijos, así como hacen los niños que tienen hambre y son escuchados por sus padres y abuelos, “porque ninguna oración queda desatendida”. La oración siempre transforma “El Padre celeste nos da todo aquello que hace plena nuestra vida”, sostuvo e ilustró que la oración transforma el corazón y la realidad. Incluso si a veces, hay que rezar toda una vida por una gracia. “La oración siempre transforma la realidad: si no cambian las cosas que nos rodean, al menos cambiamos, cambiamos nuestro corazón. Jesús prometió el don del Espíritu Santo a todo hombre que ore”, expresó. “A la perseverancia se une la confianza puesta en Dios, porque Él es un Padre bueno y nunca olvida a sus hijos que sufren. La oración cambia la realidad, y nos cambia también a nosotros. Es, ya desde ahora, la victoria sobre la soledad y la desesperación; un camino que nos lleva a Dios, nuestro Padre, que espera todo y a todos con los brazos abiertos”. Ilustró que la oración de Jesús parece “suavizar las emociones más violentas, los deseos de venganza y revancha, reconcilia al hombre con su enemigo más amargo: la muerte”. El Pontífice explicó que Jesús puso el ejemplo cuando se trata de la oración: “Jesús es, sobre todo, el orante. En cada paso de su vida, es el Espíritu Santo quien lo guía en su actuar. Antes de tomar decisiones importantes, Jesús ora, dialoga con el Padre”. ¿Habrá un padre entre todos ustedes, que dé a su hijo una serpiente cuando le pide pan?”, se preguntó en referencia al Evangelio (Lucas 11). Los discípulos suplican a Jesús que les enseñe a orar, explicó. Por ello, “Jesús les muestra con qué palabras y qué sentimientos deben tener para dirigirse a Dios”. “Lo hace enseñándoles el Padrenuestro las actitudes que el creyente debe tener cuando ora, que son la perseverancia y la confianza”, añadió. Jesús reza en el bautismo en el Jordán, dialoga con el Padre antes de tomar decisiones muy importantes, a menudo se retira en soledad, intercede por Pedro que luego lo renegará” (Lc 22,31-32). “En este sentido”, el Papa expresó que esto consuela a las personas, es decir, “saber que Jesús reza por nosotros”. ¿Pero, padre todavía lo hace? Sí!, insistió. Asimismo, predicó sobre el clima de oración que acompañó a Jesús hasta la Muerte, y en las horas de la pasión marcadas por un “clima de sorprendente calma”. “Podemos estar seguros de que Dios responderá” a la oración. “La única incertidumbre se debe a los tiempos, pero no dudes que Él responderá. Tal vez tengamos que insistir por toda la vida, pero Él responderá. Nos lo prometió (Lc 18, 7)”. Por último saludó a los peregrinos: “Que el Señor Jesús nos dé la gracia de entender que la oración conmueve el corazón de Dios, Padre compasivo, que nos ama y nos da su Espíritu Santo; y que la Virgen Santa nos ayude a ser hombres y mujeres de oración y a confiar en la bondad del Señor que siempre nos escucha”.

ARTICULO SOBRE EL NOVIAZGO- ALETEIA

Los 10 “no” del noviazgo para un buen matrimonio ALETEIA Por Alejandra María Sosa Artículo publicado originalmente por Desde la fe Desde la Fe | Mar 09, 2017 Evalúa ahora tu relación Un buen matrimonio depende en gran parte de un buen noviazgo, de que él y ella aprovechen bien ese tiempo para conocerse. Además de amor, ¿qué se necesita para tener un buen noviazgo? He aquí diez recomendaciones que conviene considerar: 1. NO dejar fuera a Dios Antes que nada, pregúntale a Dios si tu vocación es el matrimonio. Consulta un director espiritual. Cuando creas haber conocido a la persona indicada, oren juntos, vayan juntos a Misa, encomiéndense a Dios y a María. Antes de casarse, acudan a un retiro para novios. Y después no se atengan a sus solas míseras fuerzas para amarse: no se vayan a vivir juntos ni se unan sólo por lo civil, sino mediante el sacramento del matrimonio, para recibir de Dios la gracia sobrenatural de ser fieles y amarse mutuamente como Dios los ama. 2. NO engañar Esto abarca dos aspectos. Primero: no finjas lo que no eres. No digas que te gusta lo que no te gusta, que haces lo que nunca haces, etc. sólo para ser como crees que tu novia o novio espera que seas. Descubrirá tu engaño al casarse, y puede ser motivo para separarse. Sé tú mismo, tú misma. Si no es compatible contigo, ni modo, no fuerces las cosas, ya encontrarás a quien lo sea. Recuerda que “siempre hay un roto para un descosido”. Y, segundo: no seas infiel. La infidelidad en el noviazgo es motivo para terminar la relación, porque los novios infieles, suelen ser cónyuges infieles. 3. NO querer cambiar al otro Hay quien piensa: “mi pareja tiene esta forma de ser, o este hábito, o este vicio que no me agrada, pero yo la voy a cambiar”. Es una falsa expectativa. La gente no suele cambiar. El introvertido nunca se volverá extrovertido; la parlanchina no sabrá quedarse callada; el novio que nunca se acomide a ayudar será un marido haragán; la novia desaliñada será una esposa de bata y pantuflas. Y las características que te molestan en el noviazgo, en el matrimonio pueden aumentar y resultarte intolerables. O le aceptas como es, o no te cases. 4. NO justificar lo injustificable Si en el noviazgo, cuando se supone que están enamorados y desea complacerte, tiene desatenciones, te deja esperándole y no se disculpa; se la pasa viendo el celular, llega tarde, no te pregunta cómo estás, te calla, te critica, en el matrimonio será peor. No busques pretextos para justificar sus malas actitudes, busca mejor otra pareja. 5. NO violencia Si en el noviazgo ya hay gritos, malos modos, insultos y hasta golpes, ¡hay que salir huyendo! Un novio que te levanta la voz, será un esposo que te levantará la mano; una novia que te humilla ante tus amigos, será una esposa que te humillará ante tus hijos. ¿A qué arriesgarse a casarse con alguien que puede poner en riesgo tu integridad y la de tu familia? 6. NO relaciones sexuales El sexo es fabuloso. Decir esto parecería razón para practicarlo en el noviazgo, pero es justo lo contrario: puede hacer que una pareja crea que son compatibles, cuando en realidad sólo lo son en la cama. Un amante habilidoso no necesariamente es un buen esposo. Y hay muchos momentos en el matrimonio en que no será posible tener relaciones sexuales, así que si el sexo es lo único que los une, su relación irá a pique. Una amiga me contó que su hija fue a confesarse de haber tenido relaciones sexuales con su novio, y el padre le dijo: “si se aman, no es pecado”. Sorprende semejante respuesta, porque Jesús menciona, en la lista de maldades que manchan al hombre, la fornicación, es decir, la relación sexual fuera del matrimonio (ver Mc 7, 14-23). La relación sexual está pensada para ser una donación total entre esposos que prometen, con la gracia de Dios, amarse toda la vida. No hay que banalizarla adelantándola, ni arriesgarse a un embarazo no deseado. Y, sobre todo, no hay que olvidar que para unos novios católicos tener relaciones sexuales pre-matrimoniales no es algo que alguien pueda autorizar por encima de la Palabra de Dios y de la Iglesia, que enseñan que es pecado (ver Catecismo de la Iglesia Católica #1755; 1852; 2353). 7. NO desoír opiniones y consejos Por tener una visión desde fuera, puede suceder que tus familiares y amigos capten actitudes de tu pareja que tú no has percibido. “ay, mijita, tu novio toma demasiado”, “ay, hijo, ella trata muy feo a su mamá”, “oye, amiga, como que tu novio es ojo alegre, lo he visto coqueteando…”; “híjole carnal, me late que esa chava sólo te busca por tu dinero, se la pasa haciéndote gastar…”; “uy, le vi fumando mariguana”. Presta atención, no cierres los oídos. En los procesos de declaración de nulidad matrimonial, suelen preguntar cuál era la opinión de quienes rodeaban a los novios. Y es casi seguro que hubo muchas críticas que fueron desoídas… 8. NO suponer, mejor preguntar El noviazgo es un tiempo para conocerse, para hablar, hablar y hablar de todos los temas habidos y por haber, para preguntar. Muchos matrimonios se rompen porque no descubrieron a tiempo que pensaban muy distinto: “¡creí que sí querías tener hijos!”; “¡no pensé que te molestara que trabaje!”; “¡no sabía que tu mamá vendría a vivir con nosotros!”. Más vale dialogar que lamentar. 9. NO dejar de considerar a la familia No sólo hay que fijarse en la pareja, sino en su familia. ¿Cómo es?, ¿cómo se llevan sus miembros entre sí?, ¿cuáles son sus valores? Recuerda que muy probablemente tendrás que convivir con ellos en Navidad, año nuevo, cumpleaños, aniversarios, algunos fines de semana, etc. Sus papás serán abuelos de tus hijos, y tus cuñados, sus tíos; querrán pasar tiempo con ellos, ¿qué clase de ejemplo les darán? ¿Es ésta la familia a la que quieres pertenecer?, ¿o vas a discutir y a pelearte cada vez que tu cónyuge la quiera ver? 10. NO sólo buscar “que te haga feliz” Muchos se casan pensando: “ésta me hará feliz” (porque es bonita y puede lucirla en las fiestas de la oficina, o porque cocina rico, o es hacendosa), o éste me hará feliz, (porque es tan guapo que sus amigas la envidiarán; o porque gana tanto que podrá darle una vida de lujos). Buscan la pareja que los haga felices. Pero si la bonita se pone fea o se enferma, al guapo le sale panza, o pierde la chamba, ya no “hace feliz”, es hora de descartarlo. La motivación para casarse no debe ser “que me haga feliz”, sino “quiero hacerle feliz”. Y qué mayor felicidad que santificarse mutuamente para llegar al cielo. Si tanto él como ella dicen: “le amo tanto que quiero dedicarme a que sea feliz aquí y por toda la eternidad”, eso sí que con la ayuda de Dios, se puede lograr pase lo que pase, en la salud y en la enfermedad, en lo próspero y en lo adverso, hasta que la muerte los separe en este mundo y puedan reencontrarse en la vida eterna para siempre.

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...