martes, 14 de agosto de 2018

La fe sin el fruto en la vida, una fe que no da fruto en las obras, no es fe. También nosotros nos equivocamos a veces sobre esto: 'Pero yo tengo mucha fe', escuchamos decir. 'Yo creo todo, todo...' Y quizá esta persona que dice eso tiene una vida tibia, débil. Su fe es como una teoría, pero no está viva en su vida. El apóstol Santiago, cuando habla de fe, habla precisamente de la doctrina, de lo que es el contenido de la fe. Pero ustedes pueden conocer todos los mandamientos, todas las profecías, todas las verdades de fe, pero si esto no se pone en práctica, no va a las obras, no sirve. Podemos recitar el Credo teóricamente, también sin fe, y hay tantas personas que lo hacen así. ¡También los demonios! Los demonios conocen bien lo que se dice en el Credo y saben que es verdad. (Cf. S.S. Francisco, 21 de febrero de 2014, homilía en Santa Marta)

HOMILIA Domingo Vigésimo del TIEMPO ORDINARIO cB (19 de agosto de 2018)

Domingo Vigésimo del TIEMPO ORDINARIO cB (19 de agosto de 2018) Primera: Proverbios 9, 1-6; Salmo: Sal 33, 2-3. 10-15; Segunda: Efesios 5, 15-20; Evangelio: Juan 6, 51-58 Nexo entre las LECTURAS Las lecturas de este Domingo se centran en el misterio de la Eucaristía: ¿(Qué o) Quién es ese misterio que se oculta tras las especies de pan y vino? La respuesta es amplia y maravillosa: Es Dios hecho Hombre que ha bajado del cielo (evangelio). Es la Sabiduría de Dios que nos invita a un banquete para adquirir inteligencia (primera lectura). Es el Hijo de Dios, que nos quiere hacer partícipes de su vida divina (evangelio). Es el Señor glorioso a quien la comunidad cristiana entona salmos, himnos y cánticos inspirados (segunda lectura). Temas... El misterio de la Eucaristía es real: "El que come mi carne y bebe mi sangre...". ¡Nada de simbolismos o de ideas ajenas a la realidad! ¡La carne y la sangre del hombre que les está hablando, de Jesús de Nazaret, del Verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros! No es sólo recuerdo ni celebración, no es la encarnación de una idea bella y generosa, no es una fórmula mágica o un conjuro, es "la carne del hijo del hombre", es la humanidad y divinidad de Jesús de Nazaret la que se nos entrega en el pan y en el vino transubstanciado. ¡Qué sobrecogimiento, pero también qué gozo! Uno tiembla de estupor ante un alimento tan sublime que se nos da de un modo tan sorprendente y empequeñecido. Uno goza y exulta lleno de júbilo ante esta invención tan indecible y propiamente divina, como es la Eucaristía. ¿Quién sino Dios pudo inventar tan gran misterio? Misterio de Fe. Después de la consagración del pan y del vino el sacerdote dice: "Este es el sacramento de nuestra fe" y respondemos "anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, VEN, Señor Jesús". Misterio de fe y misterio de salvación. ¡Maravilloso compendio de la Eucaristía! Sólo por fe estamos ayudados para descubrir en el pan eucarístico la presencia de Cristo, Sabiduría de Dios. Es Dios y a quien de Él se alimenta le hace partícipe de esa la misma Sabiduría divina, "que está más allá de toda capacidad humana" y que le permite conocer los misterios de Dios (primera lectura). Sólo la fe nos conduce a descorrer el velo de las especies, de pan y vino, para ver a Cristo, Hijo de Dios, y Señor glorioso del tiempo y de la historia, de la humanidad y de la creación entera (evangelio, segunda lectura). Sólo la mirada de fe penetra en el misterio de muerte y resurrección que se verifica cuando el sacerdote consagra el pan y el vino para la remisión de nuestros pecados, y la redención integral de nuestra pobre existencia. Misterio de amor y misericordia. La Eucaristía es el último y supremo gesto de amor que Dios se inventó en favor de la humanidad. En el evangelio Jesús nos dice: "El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él... el que me coma, vivirá por mí". Fórmulas que en otras palabras nos hablan de permanecer en el Amor, ser poseídos por el Amor, vivir por el Amor. En la medida en que la creatura humana ha experimentado un amor que no sea puramente sensible y ha sido elevada a otras formas del amor, estará mejor preparada para captar más fácilmente el amor de Cristo Eucaristía. Un Amor, presente en el pan eucarístico, que la asamblea cristiana celebra y adora en la liturgia dominical con cantos y con himnos de alabanza y acción de gracias (segunda lectura). El Amor merece ser celebrado públicamente para que se nos contagie a todos y para testimoniarlo a los demás. Sugerencias... La Eucaristía es uno de los sacramentos de la iniciación cristiana. Es conveniente subrayar la importancia de la catequesis preparatoria a la recepción de este sacramento. Catequesis de quienes van a comulgar por primera vez y la catequesis a los catecúmenos adultos que se preparan para ese encuentro maravilloso con Cristo, Sabiduría de Dios, Hijo de Dios, Señor de la historia. ¡Cuán necesaria es una catequesis integral! Completa, porque toma parte en ella toda la comunidad parroquial: el párroco, los animadores de la catequesis, la familia, los padres, los docentes, etc. Plena, sobre todo, porque se trata de una catequesis que envuelve la integridad de la persona (sea niño o adulto). Se requiere indudablemente el conocimiento completo –y adaptado– de la doctrina católica sobre la Eucaristía. Pero es necesario además que la catequesis abarque la dimensión cultual y litúrgica de la Eucaristía, con lo que ello significa de adoración y de acción de gracias. Es igualmente necesario que el catequizando perciba y se convenza de las consecuencias morales que la recepción de la Eucaristía comporta. Si Jesucristo se convierte en el principio vivificador de nuestra existencia mediante la Eucaristía, ¿será posible vivir de modo diverso y opuesto a como Él vivió entre nosotros? Cuando al recibir la comunión el discípulo misionero, a las palabras del sacerdote: "El cuerpo de Cristo", responde con un "Amén", está declarando: 1) Creo que eso que veo bajo las especies de pan es el Cuerpo y Sangre y Alma y Divinidad de Cristo, y quiero alimentarme con Él; 2) Creo que Cristo viene a mí para purificarme y para fortalecerme en las luchas diarias de la vida y darme la Vida. El culto a la Eucaristía. En la Iglesia católica la Eucaristía se celebra, pero también se conserva en el Sagrario para que los fieles puedan rendirle culto fuera de la celebración de la Misa. Hemos de hacer hincapié los católicos al culto eucarístico, porque quizá ha disminuido entre los fieles y porque son muchos los beneficios que aporta. Las formas de culto son varias: culto individual mediante visitas a Cristo en la Eucaristía; culto comunitario mediante horas eucarísticas, adoración durante el día, procesiones con el Santísimo Sacramento, y otras formas de devoción. Las formas pueden cambiar, lo que ha de permanecer siempre es el deseo ardiente de adorar a nuestro Salvador, reparar su corazón de las ofensas que recibe, expresarle nuestro agradecimiento y nuestro amor y el vivo anhelo de que todos los hombres le amen y encuentren en Él su camino de salvación. Cristo Eucaristía ordena las costumbres, forma el carácter, alimenta las virtudes, consuela a los afligidos, fortalece a los débiles, invita a la imitación a todos los que se acercan a Él. María, Madre del amor hermoso, ruega por nosotros.

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...