lunes, 17 de diciembre de 2018

HOMILIA Cuarto Domingo de ADVIENTO cC (23 de diciembre 2018)

Cuarto Domingo de ADVIENTO cC (23 de diciembre 2018) Primera: Miqueas 5, 1-4; Salmo: 79, 2ac. 3b. 15-16. 18-19; Segunda: Hebreos 10, 5-10; Evangelio: Lucas 1, 39-48 Nexo entre las LECTURAS… Temas… La relación entre el Hijo y el Padre, la relación entre la Madre y el Hijo, la relación de María con santa Isabel, la de Jesús con el Bautista, la de Dios con los hombres y de los hombres con Dios… y la recta relación de los hombres entre sí… el NEXO es mirar, contemplar “la manera virtuosa de relacionarnos” y practicarlo. 1) "El tiempo en que la madre da a luz" (1a lectura). El profeta Miqueas, ocho siglos antes anuncia el nacimiento del Mesías en la pequeña aldea de Belén de Efratá. Será "el jefe de Israel". Cuando "la madre dé a luz" todo cambiará para el pueblo elegido. Esa madre ‘dibujada’ por Miqueas es María de Nazaret, la Virgen. La Madre del que "pastoreará con la fuerza del Señor", aquel cuyo "origen es desde antiguo, del tiempo inmemorial", el Hijo eterno del Padre. Sus dones serán: la "tranquilidad" y la "paz". Este anuncio resuena con dulzura. 2) "Aquí estoy" (2a lectura). ¡Cómo resuenan -sinceras y comprometidas- las palabras de la Carta a los Hebreos! Jesús a punto de entrar en el mundo (Encarnación-Navidad), expresa su ofrenda, en oferta gozosa al Padre. Son palabras garantizadas por el Espíritu Santo y puestas en boca del Hijo eterno, que se desposa con la humanidad para rescatarla y elevarla: "... me has dado un cuerpo... Dios, aquí estoy, yo vengo (…) para hacer tu voluntad”. Palabras casi idénticas que dirá en Getsemaní, poco antes de aceptar la pasión (Lc 22,42). La Navidad ya encierra la Pascua… ¡qué buena, qué gran noticia! 3) El salmo es la oración de Israel ante una gran desgracia. El enemigo ha invadido el territorio nacional y ha destruido la Ciudad y el Templo, y Dios parece mostrarse indiferente y callado ante tamaña desgracia: «Pastor de Israel, ¿hasta cuándo estarás airado?; mira desde el cielo, fíjate y ven a visitar tu viña, suscita, Señor, un nuevo rey que dirija las victorias de tu pueblo, fortalece un hombre haciéndole cabeza de Israel y que tu mano proteja, a éste, tu escogido.» Con este salmo podemos hoy pedir por la Iglesia y sus pastores. También el ‘nuevo Israel’ sucumbe frecuentemente ante el enemigo, y le falta mucho para ser aquella Vid frondosa que atrae las miradas de quienes tienen hambre de Dios y a veces, por esto, deja de evangelizar. ¡Recemos! 4) "María se puso en camino y fue aprisa a la montaña" (evangelio). María es la gran figura del Adviento para la Iglesia. Ella, conocedora de la situación de Isabel, "se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá". Sale de su tranquilidad y presurosa, va a ayudar a su prima. Ejemplo de servicio, pero sobre todo figura de quien se deja conducir por el Espíritu, para llevar a Cristo a los demás. María modelo de evangelización, portadora del gozo de Dios. Dichosa por su fe; modelo privilegiado de las actitudes que pide el Adviento a la Iglesia. Así se está dispuesto y preparado para recibir a Dios en la Navidad. María es la aurora que anuncia la cercanía del nuevo día: Cristo-Jesús. Sugerencias... Saber relacionarse. En la conversación humana es frecuente escuchar: "Hay que saber relacionarse" hablando de tener trato con gente influyente... entonces con ello se quiere decir que es bueno tener muchos ‘contactos’, y sobre todo con gente influyente. La razón es evidente, si uno sabe relacionarse, en términos temporales, tiene la posibilidad de que se le abran puertas en los diversos ámbitos de la vida humana: político, financiero, social, profesional, educativo, religioso... En necesario que en este Adviento nos invitemos, de nuevo, como discípulos-misioneros (clérigos y laicos), a relacionarnos con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, con la santísima Virgen María, nuestra Madre y nuestra Reina, con los santos, que son nuestros hermanos y protectores desde el cielo y con los que nos rodean en la ofrenda-entrega diaria de nuestra vida… esto en es verdad saber relacionarse, no por conseguir cosas temporales SINO para alcanzar la felicidad eterna. Éstas relaciones no te dan, necesariamente, acceso -claro está- a un excelente puesto de trabajo, ni a un negocio redondo… más bien ejercen su acción en el interior, en el corazón, transformándonos, y nos da una nueva visión de las cosas y de la vida, haciendo que nuestra vida sea según Dios y en la relación con los demás y con las cosas… de forma que nuestras decisiones siempre estén inspiradas por el amor y por el servicio (cosas que el Papa pide insistentemente con el ejercicio del discernimiento). Obrar así, también modifica para bien nuestra relación con la propia historia, convirtiéndola, tal vez, de una historia sin sentido en una historia de salvación. ¡Cuántos bienes nos pueden venir –y podemos obtener para los demás–, si sabemos relacionarnos con Dios, con la Virgen, con los santos! Podríamos decir: bienaventurados los que saben relacionarse, porque serán como un árbol que da frutos de bien, de felicidad, de servicio, de salvación. ‘Relacionarse’ por el Reino para gloria de Dios. Los discípulos-misioneros vivimos en el mundo, en el reino de este mundo perteneciendo, en verdad, al Reino de Dios. Y en el reino importa mucho que sean buenas las maneras y modos de relacionarnos… el Papa insiste en aquello de saludarnos, pedir perdón, pedir por favor, dar gracias… No debemos acostumbrarnos al servicio de nuestros intereses egoístas, sino vivir para la edificación del Reino de Dios. Hemos de relacionarnos con todos para que nos ayudemos en favor de los ‘pobres, débiles y sufrientes, los marginales y los de la periferia’ practicando virtuosamente las obras de misericordia, las corporales y las espirituales. Nos encontramos, en Dios y según el evangelio, para crecer en la conciencia de que el Reino de Dios nos pertenece y nos invita a poner todos los medios para hacer más humana la existencia, más digna, más libre, más feliz (Evangelii Gaudium). Hay que llegarse a todos para evangelizarnos y vivir el amor y el servicio en beneficio de los más necesitados. Si todos los cristianos utilizáramos nuestras ‘relaciones’ para ponerlas al servicio del Reino, seguramente que el mundo caminaría más humanamente y por eso más cristianamente (Francisco), y más marcados por nuestra fe en Jesucristo (Aparecida) para que en Él todos nuestros pueblos tengan vida y la tengan en abundancia. Jesucristo entró en contacto con la historia para instaurar el Reino de su Padre. En este Adviento y en la Navidad ¿qué estamos dispuestos a hacer? Nuestra Señora del Adviento, del Amor y del servicio, ¡ruega por nosotros!

Las antífonas de la "O”

Las antífonas de la "O” Las antífonas de la "Oh" son siete, y son un llamamiento al Mesías recordando las ansias con que era esperado por todos los pueblos antes de su venida, como también hoy, le espera la Iglesia en los días que preceden a la gran solemnidad del Nacimiento del Salvador. También se llaman «antífonas mayores» y todas empiezan en latín con la exclamación «O» y en castellano «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del A.T., pero entendido con la plenitud del N.T. Cada uno termina con una petición del pueblo de Dios, relevantes para el título por el cual se dirige, y el clamor “Ven…”. En la tradición católica romana, las antífonas de Adviento se cantan o se recitan en las Vísperas desde el 17 de diciembre hasta el 23 de diciembre y en el versículo del Aleluya antes de la proclamación del Evangelio en la Santa Misa de cada uno de esos días. Se desconoce el origen exacto de las antífonas de Adviento. Boecio (480–524/5) hace una breve referencia, sugiriendo que en la Abadía benedictina de san Benito, en Fleury (cerca de Orleans), recitaban estas antífonas el abad y otros superiores de la abadía en rango descendente, y luego se entregaba un obsequio a cada miembro de la comunidad. En el siglo VIII se utilizan en las celebraciones litúrgicas en Roma. Varias de estas antífonas han sido encontradas en algunos breviarios medievales. De este modo, podemos concluir que de alguna manera las antífonas de Adviento han sido parte de la tradición litúrgica desde los primeros tiempos de la Iglesia. Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ¡ven y muéstranos el camino de la salvación! * Oh Adonaí, -Pastor- de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ¡ven a librarnos con el poder de tu brazo! * Oh Raíz del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ¡ven a librarnos, no tardes más! * Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir, ¡ven y libra los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte! * Oh Oriente -Sol- que naces de lo alto, Resplandor de la Luz Eterna, Sol de justicia, ¡ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte! * Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ¡ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra! * Oh Emmanuel, Rey y Legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ¡ven a salvarnos, Señor Dios nuestro! Cada antífona una representa uno de los títulos del Mesías: Si se empieza por el último título y se toma la primera letra de cada una se forman las palabras latinas "ero cras", que significan «Estaré mañana». Es como la respuesta divina a la súplica de la Iglesia en cada una de estas antífonas, y para cuya venida se han preparado los cristianos durante el Adviento, conduciéndoles hacia su alegre fin.

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...