lunes, 20 de enero de 2020

HOMILIA Domingo Tercero del TIEMPO ORDINARIO cA (26 de enero de 2020)

Domingo Tercero del TIEMPO ORDINARIO cA (26 de enero de 2020) Primera: Isaías 8, 23b – 9, 3; Salmo: Sal 26, 1. 4. 13-14; Segunda: 1Corintios 1, 10-14. 16-17; Evangelio: Mateo 4, 12-23 1er. Domingo de la Palabra de Dios. Motu Proprio ‘Aperuit illis’: Francisco instituye el «Domingo de la Palabra de Dios» Nexo entre las LECTURAS La conversión (verdadera) es el nexo en los textos litúrgicos de este Domingo. Jesús inicia su predicación diciendo: "Conviértanse..." (Evangelio). Los judíos deportados a Babilonia el 732 a.C. viven en tinieblas y en tierras de sombra, pero, arrepentidos y convertidos a Yahvé, verán brillar una gran luz (primera lectura). Cuando la conversión al Evangelio de Jesucristo, su Palabra, no ha penetrado toda la persona, sino que es superficial, suceden las divisiones y discordias que se daban en la comunidad de Corinto. Es necesario profundizar el núcleo-misterio de la fe cristiana: La conversión a Cristo, crucificado por nosotros (segunda lectura). Pidamos ayuda con el salmista: "El Señor es mi luz y mi salvación" y dejemos que la PALABRA (Escrita y Eucaristía) sea luz y alimento para esta vida y para alcanzar la eterna… nosotros y todos. Temas... - Jesús inicia su ministerio con un anuncio, que es, podríamos llamarlo, su programa evangelizador: "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca" (3 Misterio luminoso, san Juan Pablo II). Cristo ha venido para predicar e instaurar el Reino de Dios entre los hombres, y está anunciando que el Reino se inicia en Él y en el corazón del hombre que le responde escuchando para su conversión y enseñándole a otros a hacer lo mismo. Convertirse significa que reconociendo que marcho por un camino equivocado con la ayuda de la gracia tomo la decisión de abandonar ese camino y resueltamente voy por el camino ‘justo y acertado’. - Todos los hombres, todos los pueblos, estamos necesitados de conversión. En los ‘tiempos’ de Jesús era necesaria la conversión de Judea y Galilea, dentro del mundo judío, y la conversión igualmente del mundo pagano. Pero Jesús ha venido sobre todo a los más necesitados de los necesitados, a esos que viven sumidos en la oscuridad y no son capaces siquiera de ver los caminos que llevan a Dios… a la tierra de Zabulón y de Neftalí que, aun siendo parte de Israel, está y vive medio paganizada. Jesús se presenta a ellos con un mensaje de luz, que esclarezca sus profundas tinieblas y los mueva a la conversión. - Jesús sabe (quiere) que ha de morir, resucitar y volver al Padre. A la vez se sabe enviado a todos para invitarlos a la conversión. Para que este designio de Vida llegue a todos, forma una nueva familia y elige los discípulos, seguidores suyos en la tarea de predicar la conversión por el mundo entero, con la fuerza del Espíritu Santo para que todos los pueblos tengan vida y la tengan en abundancia. Los Hechos de los Apóstoles pueden definirse como la realización, por parte de los discípulos de Jesús, de esta gran empresa de conversión y de fe en el mundo entonces conocido… seguimos llamados a extender la misión de Jesús de llegar a todos. - La conversión tiene un inicio, y termina cuando entramos en la Casa del Padre. Convertirse es un proceso largo y continuo, que se va interiorizando y ahondando más y más con el paso del tiempo y la acción de la gracia divina, y que no está exento de peligros y posibles estancamientos. San Pablo lo ha experimentado muy vivamente ante los pequeños grupos en que se dividió la comunidad de Corinto, a los pocos años de haberse convertido…. habían sido bautizados, pero no habían -tal vez- comprendido que sólo Cristo murió por ellos en una cruz, que sólo en nombre de Cristo habían recibido el bautismo. ¿O quizá las pasiones oscuras les hizo olvidar el recto camino cristiano? El cristiano, está claro, debe vivir diariamente en actitud de conversión. Para eso el Papa nos propone esta novedad en el camino… dedicar un Domingo a la Palabra de Dios, para estimularnos a la conversión y querer alcanzar la VIDA. Sugerencias... Invitar a todos a un examen de conciencia responsable sobre la verdadera conversión cristiana, que es el fundamento de todo otro paso en la vida de fe y de servicio al prójimo. Examinar hasta dónde estamos convertidos en los pensamientos y ocupaciones al Evangelio de Jesucristo; ver hasta qué punto nuestras decisiones y actitudes -y actividades diarias- son las propias de un cristiano auténtico, libre de espíritu ante las presiones del medio ambiente; reflexionar hasta dónde nuestro corazón está centrado en el amor a Dios y al prójimo, y no en intereses egoístas o de parte, en malformaciones del amor genuinamente cristiano. Hoy Cristo invita a todos, niños, jóvenes y adultos, en todos los estados de vida, a cada uno según sus posibilidades y condiciones de vida, a esta reflexión atenta y responsable sobre nosotros mismos para, si es necesario y en la medida en que lo sea, cambiar de dirección, y tomar el camino que conduce a la Vida. "Conviértenos y nos convertiremos". La conversión es obra de gracia más que de músculos y de esfuerzo personal. Es Dios quien nos convierte, si nos dejamos convertir. Es Dios quien, cada día, nos ofrece la gracia de la conversión, para que nosotros la acojamos con fe, y la hagamos fructificar con nuestro trabajo diario. La conversión es ascesis, pero antes es mística, es decir, relación personal e íntima de amistad con Dios Padre, creador del cielo y de la tierra, con Jesucristo redentor del mundo, con el Espíritu Santo, Señor que da la vida nueva a quien le abre la mente y el corazón con amor, esperanza y fe. Nuestra colaboración con Dios en la obra de nuestra conversión es necesaria, y es también lenta -con frecuencia-, dolorosa a veces, pero no hemos de olvidar que es Dios quien nos convierte, que es Dios quien nos otorga la conversión en una experiencia viva de la gratuidad de su misericordia y de su amor infinitos. María, nuestra Señora de la Misericordia, ruega por nosotros

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...