lunes, 14 de marzo de 2022

PADRE ANGEL HOMILIA DEL TERCER DOMINGO DE CUARESMA (20 DE ABRIL DE 2022)

 

Tercer Domingo de CUARESMA cC (20 de marzo 2022)

Primera: Éxodo 3, 1-8.13-15; Salmo: Sal 102, 1-4. 6-8. 11; Segunda: 1Corintios 10, 1-6.10-12; Evangelio: Lucas 13, 1-9

Nexo entre las LECTURAS

Nos parece que el nexo está en la paciencia de Dios que nos conmueve. Frente al pecado y al pecador (evangelio) existe una paciencia misericordiosa de Dios y nos lleva a poner manos a la obra para empezar desde hoy mismo nuestra conversión. Es lo que parece más importante en el relato de Lucas: la paciente misericordia del Señor. La primera lectura confirma esta impresión. La teofanía en forma de fuego y el diálogo entre el Señor así presente y Moisés subraya esta inmensa piedad del Dios de Israel: "He visto la opresión de mi pueblo en Egipto..., me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a liberarlos..." He ahí toda la lección de Éxodo 3,1... 15. El salmo 102, tomado como canto responsorial, canta la ternura y el amor de este Dios: "El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia...". La carta de Pablo a los Corintios (1 Co. 10,1... 12) se inscribe en la misma línea. Se trata en ella de la ruta del desierto y de la diversa suerte de los que caminan. Todos atravesaron el mar Rojo, fueron unidos a Moisés como por un bautismo en la nube y en el mar, todos comieron el mismo alimento espiritual. Pablo nos invita a estar atentos y mantenernos en pie.

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El Señor está con nosotros, HOY, COMO CUALQUIER DOMINGO, hemos venido a celebrar la Misa. Quizá con más o menos ganas. Como cada Domingo hemos escuchado la lectura de la Escritura. Quizá con más o menos atención. Renovaremos los signos que Jesús nos dejó como memorial de su entrega. Y bastantes (ojalá fueran cada vez más) participaremos en su alimento de vida. En síntesis: nosotros venimos con más o menos ganas, hacemos mejor o peor ciertos actos. Pero no celebramos nuestras ganas o nuestros actos. Tal vez, este fin de semana con mas angustias por la guerra, por los salarios que no alcanzan, por lo caro que están los alimentos, por muchas cosas… también porque no acabamos de convertirnos y ser santos como nos pide Dios. Lo más importante aquí no somos nosotros SINO LA PRESENCIA ACTIVA DE DIOS entre nosotros. Es esta presencia la que celebramos. De ahí que iniciemos nuestra reunión con aquellas palabras que a menudo repetimos: "El Señor esté con ustedes". Como expresión de nuestra fe: "El Señor ESTA con nosotros". Nosotros podemos venir más o menos animados y podemos celebrar “mejor o peor”; pero el Señor no falta nunca a la cita, Él está siempre presente y activo en nuestra reunión. Nosotros somos siempre -más o menos- pecadores; pero Dios es siempre –del todo– nuestro Salvador.

El nombre de nuestro Dios. Hace siglos, muchos siglos, cuando el pueblo judío buscaba qué era, quién era su Dios, halló UNA RESPUESTA QUE CONTINUA VIGENTE para nosotros. A veces los hombres (y quizá especialmente los cristianos) nos imaginamos que sabemos muchas cosas de Dios. Pero a menudo olvidamos lo más importante: aquello que halló el pueblo judío, el nombre con el que se reveló Dios. MOISÉS -dice el libro sagrado-, antes de iniciar su hazaña de liberador del pueblo esclavizado, quiere saber quién es aquél que guiará su obra. La respuesta que Dios da -según el libro sagrado- es muy significativa. Dice: YO SOY EL QUE ESTARÉ CON USTEDES, el que está con ustedes: yo soy el que es en ustedes, el que interviene, el que salva. De eso hace miles de años. Pero nuestro Dios sigue siendo el mismo, tiene EL MISMO NOMBRE: No es un Señor escondido allí arriba en el cielo, juez imperturbable, tranquilo en su serena eternidad... nuestro Dios es el que está con nosotros, el que es presente y activo en nuestra vida. Si no creemos en este Dios que "está con nosotros" –como rezamos y celebramos en cada Misa–, no creemos en el Dios que nos reveló Jesucristo. Porque eso es lo que nos revela Jesucristo de DIOS: que SE INJERTA en nuestra vida -aunque sea una vida de pecadores- para INJERTARNOS en su vida de amor total.

El Dios impotente: Sin embargo, todo esto es sólo UN ASPECTO. Hay otro: este mismo Dios presente y activo en nuestro camino, es un Dios ‘impotente’. Quiero decir que SU ACCIÓN NECESITA DE NUESTRA RESPUESTA. Sin ella nada puede. Es lo que hemos escuchado en el evangelio. Si nosotros no nos abrimos a esta acción de Dios (si no nos CONVERTIMOS), Dios es impotente. El fruto que Él espera, si no lo damos nosotros, Él no puede forzar. Si nos encerramos en nuestro pecado, Él nada puede hacer.

Por eso el evangelio nos presenta simultáneamente –y no podemos olvidar uno u otro aspecto– la IMPACIENCIA de Dios y su PACIENCIA. O, con otras palabras, su exigencia y su esperanza. Dios quiere que demos fruto, que su amor fructifique en nosotros, y no se contenta con respuestas hipócritas. Pero, al mismo tiempo, Dios nunca pierde la esperanza, confía siempre que nos abriremos a su llamada y así daremos fruto de vida. Dios espera que confiemos más en su amor y que no nos atormentemos con nuestro pecado y lo dirá solemnemente en la Vigilia Pascual del sábado 16 de abril de 2022.

Una respuesta insuficiente. También fijémonos aún en lo que nos ha recordado san Pablo: hay una posible respuesta insuficiente, hipócrita. Es la respuesta superficial, que NO LLEGA AL CORAZÓN de nuestra vida. No basta decir: "Soy cristiano, tengo fe, estoy bautizado, cumplo, comulgo, no robo ni mato, no soy como éste o aquél..." (Como tampoco para muchos judíos fue suficiente pasar el mar Rojo, comer el maná, creerse el pueblo de Dios...). Jesucristo lo dice con claridad: "Si no se convierten, todos acabarán de la misma manera". No tengamos miedo hoy –en este Domingo de Cuaresma– de mirar qué exige de cada uno de nosotros esta llamada a la conversión. Convertirse ES NO QUEDARSE ESTÉRIL, seco y muerto, Es LIBERARNOS del mal que hay en nosotros PARA ABRIRNOS a la vida de Dios. Del Dios que nos espera en el camino cotidiano de cada uno. Si participamos en la eucaristía es PARA DAR FRUTO. Fruto según la palabra de Dios: fruto de amor, de lucha por la justicia, de fe en la verdad, de aprender a vivir como hijos del Padre que es bueno. Repasar los mandamientos y las obras de misericordia… y empezar CON DETERMINACIÓN a practicarlas… leer diariamente la Biblia, al menos los Evangelios, las cartas de San Pablo… rezar el Rosario, el Vía Crucis, practicar la oración – el ayuno – la limosna…

 

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...