lunes, 28 de noviembre de 2022

HOMILIA Segundo Domingo de ADVIENTO cA (04 de diciembre 2022)


 Segundo Domingo de ADVIENTO cA (04 de diciembre 2022)

Primera: Isaías 11, 1-10; Salmo: Sal 71, 1-2. 7-8. 12-13. 17; SegundaRomanos 15, 4-9; Evangelio: Mateo 3, 1-12

Nexo entre las LECTURAS

El Espíritu es la Persona presente en la Liturgia y especialmente unificador este Domingo. Cuando el Espíritu sopla, hasta los huesos secos recobran vida, de los viejos troncos brotan retoños y toda la faz de la tierra rejuvenece (primera Lectura). No debemos desesperar. Por muy acabados y viejos que nos sintamos, se nos ha prometido un bautismo de Espíritu y fuego. Quien se deja empapar de este Espíritu, que es fuego, quema todo lo caduco y se abre a una vida nueva (san Pablo). Estas semanas de Adviento son, para todos nosotros, una llamada a abrirnos a la constante venida de Dios a nuestra vida. Por eso, cada año, en este segundo Domingo de Adviento, rememoramos como dichas ahora a nosotros las palabras (proféticas) de Juan el Bautista: «Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos» (Evangelio). Es, por tanto, una invitación personal a la conversión.

Temas...

El que está lleno del Espíritu. Dios viene ahora en una figura terrena, como el “renuevo del tronco de Jesé”. Pero su venida es única y definitiva. Según la primera lectura, tres ‘cosas’ caracterizan esta venida: en primer lugar, la plenitud del Espíritu del Señor que capacita al que viene para las otras dos ‘cosas’: para el juicio separador en favor de los pobres y desamparados contra los violentos y los pecadores, y para la instauración de una paz supra terrenal que transforma totalmente la naturaleza y la humanidad. El Espíritu de sabiduría y de conocimiento que llena al que viene, se derrama sobre el mundo, de modo que el mundo queda “lleno de la ciencia del Señor, como las aguas colman el mar”. Lo que el Mesías –que está lleno del Espíritu– es y tiene, lo ejerce juzgando; lo reparte llenando al mundo con su Espíritu. En la Biblia conocer a Dios es amarlo y experimentar vivamente que nos ama, es impregnarse totalmente de la comprensión íntima de lo que Dios es, que en su intimidad es misericordia; y este “conocimiento” anunciado por el profeta es la paz en Dios, la participación en la paz de Dios.

Bautismo con el Espíritu Santo y fuego. El evangelio presenta al precursor (Juan Bautista) en plena actividad. Prepara el camino al que viene, acompañando a los pecadores para que se conviertan y bautizándolos, a la espera del que viene detrás de él y que es más que él. Se preparan para acoger al que viene. No puede uno fiarse simplemente del pasado, de la pertenencia a la descendencia de Abrahán. Las palabras del Bautista: “Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras”, son extrañamente proféticas: para los judíos esas piedras son los pueblos paganos; el que está lleno del Espíritu (Jesús) y viene detrás de Juan puede convertirlos en hijos de Dios. Juan se prosterna ante Él en una actitud de profunda humildad. Porque, en vez de agua (con agua), Él bautizará con el Espíritu Santo y fuego. Un fuego que es Dios mismo, el fuego del amor divino que Él viene a “derramar sobre la tierra”, un fuego que consume todo egoísmo en las almas; el fuego del amor que será al mismo tiempo el fuego del juicio para los que no quieren amar, para los que son paja: “Quemará la paja en una hoguera que no se apaga”. “Dios es un fuego devorador”: quien no quiera arder en su llama de amor, se abrasará eternamente en ese fuego. El amor es más que la moral mezquina de los fariseos y saduceos. La moral mezquina de los que no creen en el Espíritu Santo, no resistirá ante el que tiene en Su mano la horquilla y limpiará su era.

“Acójanse mutuamente”. La llama de amor que trae el portador del Espíritu desborda los límites del pueblo de Israel y llega al mundo. Los judíos, elegidos desde antiguo, y los paganos, no elegidos, pero ahora admitidos a la salvación, formarán en lo sucesivo una unidad en el amor. Pablo exige de ambos –en la segunda lectura– que “se acojan mutuamente” como y porque Cristo “nos ha acogido” para gloria del Creador, que nos ha creado a todos con vistas a su Hijo. El Hijo realiza las dos cosas: la justicia de la alianza de Dios, pues en su existencia terrena cumple todas las profecías, y la misericordia divina para con todos aquellos que todavía no saben nada de la alianza. El portador del Espíritu que Isaías ve venir, instaurará una paz verdaderamente divina sobre la tierra. Si las naciones quisieran –como lo espera el profeta– buscar este «renuevo del tronco de Jesé», quedarían también ellas llenas del «Espíritu de la ciencia del Señor», en cuya paz «ya no se hace nada malo».

Sugerencias...

Prepararse a la Navidad, dejándose guiar por el Espíritu Santo. La liturgia dominical es un momento oportuno para renovar en nuestra conciencia –cristiana– la acción invisible pero real del Espíritu, su presencia en el alma por la gracia, su eficacia en el desarrollo y progreso de la vida espiritual. Momento igualmente oportuno para invitarnos a estar atentos a la voz del Espíritu que nos habla mediante los acontecimientos de la vida, las situaciones personales, las personas conocidas o amigas, las páginas de un libro, los medios de comunicación social o la misma naturaleza. Momento oportuno, igualmente, para aceptar y obedecer al Espíritu con docilidad y prontitud. Es el Espíritu de Dios quien mejor nos puede preparar para vivir mejor el misterio de la encarnación y del nacimiento de Jesucristo.

Los valores del Reino quizá nos sorprendan a primera vista; nos resulten demasiado elevados y bellos para ser creídos y realizados en una sociedad y en un ambiente en donde hay y tienen vigencia otras escalas de valores –muy opuestas a las del Mesías– y, si no opuestos, al menos muy diferentes. Sin embargo, hay muchos hombres y mujeres que ya viven las virtudes que nos propone el Señor y rigen su existencia por el Sermón del Monte y las obras de misericordia... ¡Pensemos en tantos laicos, familias, religiosos y sacerdotes que viven santamente! Es muy probable que muchos de entre nosotros mismos nos sentimos llamados a convertirnos diariamente a los valores del Reino... Hay que sostener esos esfuerzos, promover esos valores, trabajar con tesón para que todos los hombres vivamos la Civilización del Amor, el Reino del Mesías de Dios. Vayamos cambiando cada día… vayamos renovándonos cada día…

María, Virgen Inmaculada, ruega por nosotros.

lunes, 14 de noviembre de 2022

HOMILIA Domingo Trigésimo cuarto del TIEMPO ORDINARIO cC

 

Domingo Trigésimo cuarto del TIEMPO ORDINARIO cC  


Solemnidad de Nuestro señor Jesucristo Rey del Universo (20 de noviembre de 2022).

Primera: 2Samuel 5, 1-3; Salmo: Sal 121, 1-2. 4-5; Segunda: Colosenses 1, 12-20; Evangelio: Lc 23, 35-43

Nexo entre las LECTURAS…

"Rey de Israel, rey de los judíos, reino del Hijo" son las expresiones con que la liturgia nos recuerda solemnemente la gozosa realidad de Jesucristo, Rey del universo, Rey universal. El título de la cruz sobre la que Jesús murió para redimir a los hombres era el siguiente: "Jesús nazareno, rey de los judíos" (Evangelio). Históricamente, este título se remontaba hasta David, rey de Israel, (Primera lectura), de quien Jesús descendía según la carne. Recordando Pablo a los colosenses la obra redentora de Cristo les escribe: "El Padre nos trasladó al Reino de su Hijo querido, en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados" (Segunda lectura).

Temas...

«Este es el Rey de los judíos». El letrero colocado sobre la cabeza del Crucificado: «Este es el Rey de los judíos», ha sido formulado por Pilato como ‘provocación’ a los judíos; los soldados que lo leen se burlan de Él, al igual que las «autoridades» del pueblo, diciendo: «Si eres tú el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo». Pero en el evangelio de Lucas hay al menos uno que toma en serio este letrero, uno de los dos malhechores crucificados con Jesús, quien se dirige a Él en estos términos: «Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». La inscripción colocada sobre la cruz indica que el reino de Dios tradicional se entiende aquí por primera vez como un reino de Cristo, y que el antiguo «Dios es rey» de los salmos se trasforma ahora en «Cristo es rey». Poco importa cómo el ‘buen ladrón’ se imagina este reinado de Jesús; en todo caso parece claro que piensa que este Rey puede ayudarle a Él, un pobre agonizante. Se trata del ‘primer acto’ de la soberanía regia de Jesús sobre el mundo entero.

«Ungieron a David como rey de Israel». La primera lectura recuerda brevemente que David como rey es el antepasado de Jesús; David había sido ya ungido por Samuel cuando no era más que un joven pastor y en una época en que todavía reinaba Saúl; aquí es reconocido oficialmente por todas las tribus de Israel como el pastor de todo el pueblo. Es una imagen anticipada de lo que sucede en la cruz: Jesús era desde el principio el Ungido (Mesías), pero en la cruz es proclamado Rey oficialmente (en las tres lenguas del mundo, según Juan).

«Todo se mantiene en Él... Por la sangre de su cruz». La segunda lectura amplía el presentimiento del ‘buen’ ladrón hasta lo ilimitado, sin abandonar el centro de esta realeza de Jesús, su cruz. La creación entera está sometida a Él como Rey, porque sin Él ella simplemente no existiría. Toda ella «se mantiene» en Él. El Padre ha concebido el mundo desde un principio de modo que debe llegar a convertirse en el «reino de su Hijo querido», y esto por así decirlo no a partir de sí mismo, sino expresamente de modo que por Jesús «sean reconciliados todos los seres» y todos recibamos por Él «la redención, el perdón de los pecados», y de modo que esta «paz» entre todos los seres, los del cielo y los de la tierra, sólo debe fundarse en «la sangre de su cruz». Sólo en esta entrega suprema, bajo las burlas de judíos y paganos y la huida y la negación cobardes de los cristianos, se manifestó en el Hijo todo el amor de Dios al mundo, de tal manera que este amor divino en la figura del Hijo puede obtener ahora la soberanía sobre todas las cosas.

Sugerencias...

"El condicional de la duda: ‘Si eres rey...’": he ahí la perpetua tentación del hombre hundido en su miseria e indigencia. "Si eres el Hijo de Dios...", así el tentador y así tantos hombres a lo largo de la historia. "Si eres bueno..., ¿por qué reina tanto mal a nuestro alrededor?". "Si me amas..., ¿por qué en lugar de que reine tu amor en mí, reina, al contrario, el desorden de las pasiones, el desenfreno del egoísmo?". "Si eres rey..., ¿cómo es posible que haya gobiernos descreídos y ateos, que persiguen, encarcelan y asesinan a tus súbditos?". "Si eres rey..., ¿qué clase de reinado es el tuyo que se oculta hasta el punto de que se desvanece y llega casi a desaparecer?". "Si eres rey...". La duda nos importuna y nos sacude interiormente. El condicional nos muerde el alma hasta la herida mortal. "Eso de Cristo Rey, ¿no será un cuento o una de tantas utopías que recorren la historia?". "Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo ama-salva", cree la Iglesia. "¿Es esto verdad o más bien un exagerado triunfalismo?". ¡Seamos valientes! Quitemos de una vez por todas el "sí" condicional de nuestra amistad con Jesucristo Rey. En lugar de dudar, agradezcamos al Padre que no haya querido instaurar un reino como hubiésemos querido los hombres, a la medida de nuestros deseos y de nuestras mezquinas concepciones de las cosas. Cristo reina según su designio y su medida, no según la nuestra. El Reino de Cristo se recibe como un regalo, como una revelación del cielo; no es fruto de una mente humana privilegiada ni del acuerdo razonable de los hombres. El Reino de Cristo se instala en la vida de los hombres, pero no es algo ya hecho, sino una realidad que crece. Desde el momento que ponemos el reino de Cristo bajo la ley del condicional, estemos seguros de que estamos corriendo el riesgo de no entenderlo y de quedarnos fuera.

¡Venga tu Reino! Tertuliano en su comentario al padrenuestro escribe: "Que tu Reino venga lo antes posible es el deseo de los cristianos, es la confusión para las naciones. Nosotros sufrimos por esto, más aún nosotros rezamos por su llegada". Es un deseo que los cristianos venimos repitiendo desde los primeros siglos. Venga a nuestra tierra tu reino de paz en los Balcanes, en la tierra de Israel, en Malasia, en Ucrania, en el cuerno de África o de los grandes lagos, en todas las naciones... en todos nuestros lugares. Venga a nuestra Patria, a nuestra tierra tu reino de justicia frente a la corrupción relativista, frene a tantas diferencias sociales y económicas, frente a tanta degradación moral. Venga tu reino de amor entre los esposos, entre padres e hijos, entre miembros de diferentes razas o religiones; de amor hacia los niños y hacia los ancianos, hacia los pobres y enfermos, hacia todos los más necesitados de atención, cariño, ternura. Sabemos que el Reino de Cristo vive en una situación de tensión permanente, porque lo exige su mismo crecimiento, porque encuentra resistencias a su acción transformadora. Porque llegue este reino de paz, de justicia y de amor trabajamos, sufrimos, oramos los cristianos y todos los hombres de buena voluntad. ¡Venga tu Reino! Sea ese el grito con el que amanezcamos a un nuevo día y con el que cerremos el duro ofrecer-trabajo de la jornada. "Para que, digamos con san Cipriano, nosotros que lo hemos servido en esta vida, reinemos en la otra con Cristo Rey, como Él mismo nos ha prometido".

lunes, 7 de noviembre de 2022

homilia Domingo Trigésimo tercero del TIEMPO ORDINARIO cC (13 de noviembre de 2022).

Domingo Trigésimo tercero del TIEMPO ORDINARIO cC (13 de noviembre de 2022).

Primera: Malaquías 3, 19-20a; Salmo: Sal 97, 5-9; Segunda: 2Tesalónica 3, 6-12; Evangelio: Lc 21, 5-19

 

MENSAJE DEL SANTO PADRE para la VI Jornada Mundial de los Pobres, del 13 de noviembre de 2022, Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, ‘Jesucristo se hizo pobre por ustedes’ (cf. 2 Co 8,9)

1. “Jesucristo se hizo pobre por ustedes” (cf. 2 Co 8,9). Con estas palabras el apóstol Pablo se dirige a los primeros cristianos de Corinto, para dar fundamento a su compromiso solidario con los hermanos necesitados. La Jornada Mundial de los Pobres se presenta también este año como una sana provocación para ayudarnos a reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre tantas pobrezas del momento presente.

“Que esta VI Jornada Mundial de los Pobres se convierta en una oportunidad de gracia, para hacer un examen de conciencia personal y comunitario, y preguntarnos si la pobreza de Jesucristo es nuestra fiel compañera de vida”. Este es el deseo que el papa Francisco ha expresado hoy en su Mensaje para esta Jornada que se celebrará el próximo 13 de noviembre de 2022 y que lleva por título ‘Jesucristo se hizo pobre por ustedes’ (cf. 2 Co 8,9).

 

Nexo entre las LECTURAS…

El presente y el futuro son dos categorías que despuntan de alguna manera en este penúltimo Domingo del ciclo litúrgico. Los "arrogantes y los que hacen el mal" del presente serán arrancados de raíz el Día de Yahvé, mientras que los "que temen mi Nombre" serán iluminados por el sol de justicia (Primera lectura). Las tribulaciones y las desgracias del presente no deben perturbar la paz de los discípulos misioneros, porque, mediante su perseverancia en la fe, recibirán la salvación (Evangelio). San Pablo invita a los tesalonicenses a imitarle en su dedicación al trabajo, aquí en la tierra, para recibir luego en el mundo futuro la corona que no se marchita (Segunda lectura).

Temas...

Ciudadanos de dos mundos. Todos estamos inscriptos en el registro de dos mundos diversos. Uno es el mundo presente, la tierra que pisamos y el aire que respiramos, un mundo pasajero, sellado por el límite y la caducidad. El otro, es el mundo en el que reinan Cristo, la Virgen y todos los Santos hacia el cual nos dirigimos, nos encaminamos haciendo el bien en el tiempo presente. Lo interesante es que estos dos mundos no se suceden cronológicamente, se entrecruzan y entrelazan en la vida de los hombres. Ninguno de ellos nos es ajeno, en ninguno vivimos como si el otro no existiera. En el mundo presente no podemos dejar de pensar en el futuro, y el mundo futuro será la coronación (don de la gracia) del amor y servicio hecho a Dios y al prójimo en el presente tal como Cristo nos enseña. Las vicisitudes de la historia, sus conflictos y sus penas nos remiten, con la asistencia del amor misericordioso de Dios hacia el futuro. La dicha y la plenitud del mundo futuro solicitarán nuestro interés porque todos los hombres de este mundo puedan alcanzarla, santa Teresa del Niño Jesús señalaba con gozo que desde el cielo nos hará mucho bien. Como ciudadanos del presente hemos de estar ocupados y dedicados en la tarea del crecimiento, del progreso, de la justicia, del avance en humanismo y solidaridad, y en el crecimiento de las virtudes. Como ciudadanos de la Jerusalén Celestial tenemos que ocuparnos por la instauración del Reino de Cristo y por la santidad de todos. El presente en que vivimos es tarea de elección y de renuncia, el futuro será tiempo de posesión y de gozo (beata Tránsito Cabanillas). El presente es tiempo de ideales y de realizaciones, el futuro será de encuentro y de intimidad (Santa Isabel de la Trinidad). El presente es tiempo de constancia en la lucha, el futuro será de descanso en la paz. El presente es tiempo de esperanza en la fe y en el amor, el futuro será de triunfo pleno del amor perfecto (Santa Teresa de Calcuta). Dos mundos distintos, pero no distantes, sino unidos en el corazón del hombre. Dos mundos en los que el cristiano ha de vivir en entrega, haciendo honor a su nombre de hijo de Dios y hermano de todos. No es día para hablar de las postrimerías, sino para alegrarnos en la amistad de Dios que nos acompaña en el tiempo para atravesar (como Él) la pasión -en la perseverancia- y alcanzar la resurrección, la vida bienaventurada.

La luz de la justicia. En este mundo no siempre brilla con todo su esplendor la luz de la justicia. Hay también mucha tiniebla de injusticia, estamos marcados profundamente por el pecado original. Y por eso al hombre honrado y bueno, al discípulo misionero, le acecha la tentación de decir: "¡Es inútil servir a Dios! ¿Qué ganamos con guardar sus mandamientos?" (Primera lectura y varios salmos). Tal vez llegan a nuestros oídos voces de falsos profetas que gritan: "¡Yo soy!" o que predicen con presunción: "El tiempo está por llegar" (Evangelio). Y llegan a ‘preocuparnos’ esas voces y crean en los cristianos algo de perplejidad. Oscurecidos sobre el futuro, había también entre los cristianos de Tesalónica algunos que "no trabajaban y se metían en todo" (Segunda lectura). Hoy, equivocadamente también, muchos buscan su ‘suerte’ en adivinos, horóscopos y otras maneras de aferrarse a palabras que no son la Palabra. Evidentemente creaban confusión y perturbaban la vida y la paz de la comunidad. Esa tiniebla de injusticia no es propia sólo del tiempo del Antiguo o del Nuevo Testamento, sigue actualísima en nuestro tiempo. ¿Crees en el triunfo del Bien y de la Vida? Hay quienes no creen en la resurrección de la carne y en la Vida Eterna y atemorizan a la gente, sobre todo a los de la periferia existencial, hablando de revelaciones recibidas sobre el fin del mundo y su pronta venida… alejándolos de la misericordia del Padre. ¿No abundan falsos profetas y doctores, que merodean aquí y allá enseñando doctrinas erróneas? La revelación de Dios, recogida en los textos litúrgicos de este Domingo, nos recuerda: "Dios hará brillar la luz de la justicia". Esa luz, que amorosamente ya comienza a brillar en este mundo, ciertamente es el Sol de justicia que irradiará sus rayos de luz en el mundo futuro, Él es el Sol que nace de lo alto y Él la luz de la Jerusalén definitiva. El cristiano, por tanto, en medio de las injusticias y de las persecuciones, ha de mantenerse tranquilo, paciente y con gran paz, porque Dios intervendrá a su tiempo. "Con la perseverancia, nos dice Jesucristo en el evangelio, salvaremos nuestras almas".

Sugerencias...

El tiempo de la Iglesia. Entre Pentecostés y el final de la historia está, lo que podemos llamar: el tiempo de la Iglesia. Esta Iglesia que tiene ya más de 20 siglos de historia, y vive el presente queriendo ser fiel a su Esposo-Fundador, y mira al futuro con esperanza. Jesucristo a la Iglesia no le ha ahorrado tribulaciones. Pero tampoco ha sido indiferente con Ella en consolaciones. En su historia pasada y presente vemos una innumerable fila de hombres y mujeres fieles a su Señor … a lo largo de los siglos, en muchos lugares donde no había paz, los cristianos santos han sembrado paz y concordia entre los hombres. También ha habido cristianos, en esos mismos siglos, que han esparcido discordia, guerra, revolución, desavenencias en la familia, en los grupos humanos, entre las naciones. Ha habido en la larga historia del cristianismo reyes y gobernantes cristianos, sumamente santos y que han hecho tanto bien. A su lado, ha habido igualmente y continúa habiendo reyes y gobernantes que han perseguido a sus hermanos en la fe por motivos políticos o por intereses ideológicos, por celos religiosos y mal llamados piadosos. En la historia están también los enemigos de Dios y de su Iglesia. Recordemos a los emperadores que, durante tres siglos, con mayor o menor intensidad, persiguieron el cristianismo como religión ilícita y consideraban a los cristianos como ateos porque no adoraban a los dioses del Imperio. Pensemos en los tormentos que sufrieron los hijos de la Iglesia en Japón y en China, México, España, y ahora en muchos países de Oriente y África, por considerar el cristianismo como extranjero y como ajeno completamente a las propias tradiciones religiosas. ¿Y qué decir de la brutal persecución y hostigamiento del comunismo hacia los cristianos allí donde el socialismo real fue o continúa siendo una triste y horrenda pesadilla de la humanidad en su historia, tal como el ISIS? El tiempo de la Iglesia ha sido y continuará siendo así hasta el final: tiempo de tribulación, y tiempo de consolación y paz. ¡Esta es la Iglesia en que vivimos, a la que amamos, y en la que trabajamos por el Reino de Dios, la Civilización del Amor! (San Pablo VI, papa).

Vivir el presente desde el AMOR. Frecuentemente se piensa que hay que vivir el presente con un ojo en el pasado, para aprender del mismo, puesto que "la historia es maestra de la vida". No quitar lo que esto tiene de verdad. Pero es bueno señalar un aspecto propio de nuestra fe cristiana: Hay que vivir el presente como quien ya hubiera recorrido el camino de la vida y se hallara en el mundo futuro, pues Cristo, nuestra Pascua, ya ha vencido, ha resucitado y en la Eucaristía tenemos la prenda cierta de su Victoria… es Él el que nos visita y alimenta... también la bienaventurada Virgen María es muestra del destino final de la humanidad y de la Historia. Está claro que, con la ayuda del Cielo, las perspectivas y el modo de vivir el presente serían muy diversos. Desde la eternidad (consideremos el ejemplo de los santos): ¿cómo hubiese querido vivir el día de hoy, esta situación familiar, este momento personal de crisis, esta relación afectiva, este ambiente en el trabajo? Ese futuro, la Bienaventuranza eterna, el Banquete de las Bodas del Cordero, crea ‘una distancia’ entre nosotros y nuestro presente, y al mirar desde esa distancia podemos comprender las cosas con mayor paz y objetividad. Ese futuro nos mete en el mundo de Dios y de esta manera nos otorga el poder -la gracia- de pensar en las diversas situaciones del presente y de la vida con el mismo modo de pensar de Dios. Desde el futuro conocemos mejor y sabemos aplicar con mayor exactitud y coherencia al presente la enseñanza de nuestra fe y la medida de nuestra conducta. Con la ayuda de la gracia y el deseo del Cielo es suficiente para encender en el alma nuevo ardor y entusiasmo… como decía san José Sánchez del Río: “que nunca fue tan fácil, como ahora, ganar el Cielo”.

 

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...