miércoles, 13 de septiembre de 2023

HOMILIA LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ (14 de septiembre de 2023)


 LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ (14 de septiembre de 2023)

Primera: Números 21, 4b-9; Salmo: Sal 77, 1-2. 34-35. 36-37. 38; Segunda: Filipenses 2, 6-11; Evangelio: Juan 3, 13-17
Meditación única
El pasaje elegido para esta celebración forma parte del cuarto evangelio, porque es (más) este evangelio el que presenta el misterio de la cruz del Señor, como exaltación. Y esto desde el comienzo del evangelio: “Así como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre” (Jn 3,14; Dn 7,13). Juan nos explica el misterio del Verbo Encarnado en el movimiento paradójico del descenso-ascenso (Jn 1,14.18; 3,13). Y es éste el misterio que ofrece la clave de lectura para comprender la identidad y de la misión de Jesucristo ‘passus et gloriosus’, y decimos que esto no es solamente para el texto de Juan, también san Pablo, por ejemplo, se sirve de este mismo movimiento ascenso-descenso para explicar el misterio de Cristo: “Subió. ¿Qué quiere decir, sino que había bajado con los muertos al mundo inferior?” (Ef 4,9).
Jesús es el Hijo de Dios que al hacerse Hijo del hombre (Jn 3,13) nos hace conocer los misterios de Dios (Jn 1,18). Esto solamente puede hacerlo Él, ya que Él sólo ha visto al Padre (Jn 6,46). Podemos decir que el misterio del Verbo que baja del cielo responde al anhelo de los profetas: ¿quién subirá al cielo para revelarnos este misterio? (cfr. Dt 30,12; Prov 30,4). El cuarto evangelio está lleno de referencias al misterio de aquel que “ha bajado del cielo” (1 Cor 15,47). He aquí algunas citas: Jn 6,33.38.51.62; 8,42; 16,28-30; 17,5.
La exaltación de Jesús está justamente en este bajar hasta nosotros, hasta la muerte, y a la muerte de cruz, desde la cual Él será levantado como la serpiente en el desierto y “todo el que la mire … no morirá” (Núm 21,7-9; Zc 12,10). Este mirar a Cristo ensalzado, Juan lo recordará en la escena de la muerte de Jesús: “Mirarán a aquel que traspasaron” (Jn 19,37). En el contexto del cuarto evangelio, el dirigir la mirada quiere significar, “conocer”, “comprender”, “ver”.
A menudo en el evangelio de Juan, Jesús se refiere al hecho de ser levantado: “Cuando hayan levantado en alto el Hijo del hombre, entonces conocerán que yo soy” (Jn 8,28); “‘cuando yo haya sido levantado de la tierra, atraeré a todos a mí’. Jesús daba a entender así de qué muerte iba a morir” (Jn 12,32-33). También en los sinópticos Jesús anuncia a sus discípulos el misterio de su condena a muerte y muerte de cruz (podemos leer Mt 20,17-19; Mc 10,32-34; Lc 18,31-33). En efecto, Cristo tenía que “sufrir todo esto y entrar en la gloria” (Lc 24,26).
Este misterio revela el gran amor que Dios nos tiene. Es el Hijo que nos es dado, “para que quien crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna”, este hijo a quien nosotros hemos rechazado y crucificado. Pero justamente en este rechazo de nuestra parte, Dios nos ha manifestado su fidelidad y su amor que no se detiene ante la dureza de nuestro corazón. El actúa la salvación, a pesar de nuestro rechazo y desprecio (cfr. Hechos 4,27-28), permaneciendo siempre firme en realizar su plan de misericordia: “Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar el mundo, sino para que el mundo se salve por él”.
Algunas preguntas:
1) En el evangelio y pensando en tu vida cotidiana ¿hay algo que te llama más la atención?
2) ¿Qué significa para Ti la exaltación de Cristo y de su Cruz?
3) Este movimiento de descenso (practica de las obras de misericordia) - ascenso (nos prepara para el Cielo) ¿qué consecuencias conlleva en tu vivencia de la fe? (Papa Francisco, catequesis del 10 de septiembre)

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