lunes, 6 de abril de 2020

HOMILIA JUEVES SANTO DE LA CENA DEL SEÑOR (09 de abril 2020

jUEVES SANTO DE LA CENA DEL SEÑOR (09 de abril 2020) Primera: Éxodo 12, 1-8.11-14; Salmo: Sal 115, 12-13.15-16bc.17-18; Segunda: 1Corintios 11, 23-26; Evangelio: Juan 13, 1-15 Nexo entre las LECTURAS La Liturgia nos lleva a la sala (Cenáculo) en donde Jesús, con sus discípulos, se reúne para celebrar una Cena. El texto y el contexto nos dicen que no es ‘una cena cualquiera’. Se trata de una cena singular, de gran importancia para todos los comensales. En la primera lectura, los que debían reunirse para “cenar” son los miembros de una familia israelita, y con esa cena celebran la liberación de la esclavitud egipcia: "Lo comerán esa noche, asado al fuego, con panes ácimos y hierbas amargas". En el Evangelio, quienes "están cenando" (Jesús y sus discípulos) lo hacen en momentos dramáticos, que preanuncian la pasión y glorificación del Señor. A esta -cena- habitualmente la llamamos “Última Cena”. El texto de la segunda lectura nos refiere ‘cosas’ de los cristianos de Corinto, ellos se reunían primeramente para cenar y luego para celebrar el memorial de la "Cena del Señor" y nos pide san Pablo que lo hagamos como el Señor lo pidió, no según nuestro parecer. Por esto, podríamos llamar a ESTA CENA, PRIMERA CENA de la que celebramos hasta el fin de los tiempos. Gracias, Señor, por tu gran amor manifestado en esa Primera Cena y el que nos muestras en cada celebración eucarística. Temas... REVELACIÓN. Dios nos revela las realidades sobrenaturales, y las propone a nuestra fe, mediante las realidades más cotidianas de la humana experiencia. ¿Qué cosa más cotidiana y normal que los miembros de una familia, o los amigos se junten para comer y convivir unas horas en un ambiente de alegría y espontaneidad? Eso es, según señalan los textos de hoy, la Misa, la Eucaristía: un banquete gozoso de Jesús con sus amigos; y un banquete, tanto más especial, porque "nos da para comer su Carne y a beber su Sangre" en un ambiente de fe, de amistad, de alegría y de convivio. La "Santa Misa" es una invitación del Señor que exulta de gozo por encontrarse con nosotros, los "hermanos" para celebrar juntos un banquete de amor y de libertad. Es tan grande y maravillosa esta oportunidad que está preceptuada para todos los Domingos y algunas fiestas -de guardar-. La Iglesia que es Madre, sabe que nos hace bien celebrar y comulgar. LIBERTAD. La Eucaristía es una fiesta de libertad. En el mundo judío, esta fiesta se celebraba anualmente con un ritual bellísimo y elocuente: la sangre 'liberadora' del cordero inmolado marcando los palos de las tiendas, el hijo más pequeño que pregunta al padre de familia por el sentido de la fiesta, la cena de pie, con la cintura ceñida, con panes ácimos, y en disposición de marcha... Entonces celebraban la liberación del poder opresor de Faraón, rey de Egipto, símbolo de toda esclavitud. Los cristianos, cada Domingo, cuando celebramos la Eucaristía, celebramos la fiesta de la libertad de los hijos de Dios: liberación del pecado y de todas sus "consecuencias" gracias a Jesucristo, Cordero inocente, inmolado para redención de todos los hombres. Es importante que nosotros, discípulos misioneros, tengamos muy presente este aspecto (misterio) de la Eucaristía: fiesta de la libertad (libertad de la gracia, libertad interior, libertad de los condicionamientos humanos... libres para amar y servir). Una libertad, inseparable del amor, verdadera razón de ser de la redención de Cristo, verdadera y única respuesta digna del hombre. FRATERNIDAD. La Eucaristía, como nos recuerda san Pablo, es también una fiesta de fraternidad. Todos juntos, celebrando la Cena del Señor, nos sentimos hermanos entre nosotros porque somos todos hermanos de Cristo e hijos del mismo Padre. El rezo del padrenuestro y la participación en la comunión, comulgando, expresan verdaderamente esta fraternidad. Una fraternidad que no puede reducirse a la reunión dominical en torno a Cristo, sacerdote y víctima, sino que debe prolongarse día tras día a lo largo de toda la semana. Nos reunimos como hermanos, el Domingo, para vivir como hijos y hermanos todos los días. OÍR AL SEÑOR. En cada celebración volvemos a oír a DIOS que nos dice, en el decir de Santa Aìngela de Foligno que aseguroì haber escuchado de Jesuìs estas palabras: «No te he amado en broma». Su amor lo llevoì a sacrificarse por nosotros, a cargar sobre siì todo nuestro mal. Esto nos deja con la boca abierta: Dios nos salvó dejando que nuestro mal se ensanÞase con Él. Sin defenderse, sólo con la humildad, la paciencia y la obediencia del siervo, simplemente con la fuerza del amor. Y el Padre sostuvo el servicio de Jesuìs, no destruyoì el mal que se abatiìa sobre Eìl, sino que lo sostuvo en su sufrimiento, para que sólo el bien venciera nuestro mal, para que fuese superado completamente por el amor. Hasta el final. (Papa Francisco, 5 de abril de 2020) ... y continua el Santo Padre: Queridos hermanos y hermanas: ¿Queì podemos hacer ante Dios que nos sirvió hasta experimentar la traición y el abandono? Podemos no traicionar aquello para lo que hemos sido creados, no abandonar lo que de verdad importa. Estamos en el mundo para amarlo a Eìl y a los demás. El resto pasa, el amor permanece. Sugerencias... (siguiendo el rito de la primera lectura) La cena pascual. Miren a mi Siervo, a quien sostengo. El Padre, que sostuvo a Jesuìs en la Pasión, también a nosotros nos anima en el servicio. Es cierto que puede costarnos amar, rezar, perdonar, cuidar a los demás, tanto en la familia como en la sociedad; puede parecer un vía crucis. Pero el camino del servicio es el que triunfa, el que nos salvó y nos salva. Es bueno contemplar a Jesús, en la mesa, con sus amigos, viviendo ese ritual... tan lleno de símbolos. Y que nosotros lo vivamos en Misa y en la Vida. Queridos amigos. La Pascua se inserta en el calendario de los hombres. «En el tiempo», en la historia de nuestra época, en la historia de mi propia vida, es donde se inserta nuestra «salvación». Este año... la Pascua tiene la marca de “pandemia” de “cuarentena”, es la que estamos celebrando, no será la de años anteriores, tal vez sea la primera y la última con estas características. Ésta nos marcará y será para nosotros como un nuevo comienzo. ¿Qué ‘nuevo’ inaugurará esta Semana Santa para mí? El Papa nos dice (05.04.2020): Queridos amigos: Miren a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a siì mismos para servir a los demás. Siéntanse llamados a jugarse la vida. No tengan miedo de gastarla por Dios y por los demás: ¡La ganarán! Porque la vida es un don que se recibe entregándose. Y porque la alegría más grande es decir, sin condiciones, “SI”, AL AMOR. Como lo hizo Jesuìs por nosotros y lo hizo la Virgen Madre. En familia, como Iglesia doméstica… la fiesta de PASCUA es siempre en familia y con el vecino, los vecinos… con el más próximo. Rito comunitario que viviremos en la verdad del corazón nuestro y del corazón de Dios. Como ¡No puede cumplirse solo, individualmente! Tengamos especialmente a los demás, a los pobres, débiles, sufrientes, los que fueron, los que son, los que serán… los que rezan por nosotros y los que nos piden oraciones. Ea! Recordar que es un “Rito actual”. No es sólo recuerdo del pasado, de la «liberación de Egipto» ... Es también la «liberación actual». Cada generación está comprometida a ese rito. Todos los años, ¡cada una de las casas es señalada con la "sangre" que salva! Este año, cada casa, cada cristiano, necesita participar del sacrificio de Jesús... parece importante ¡y lo es! el protegerse y cuidarse del COVID-19… pero ¡también lo es! la confesión y comunión de Pascua... que muchos deberán hacerlo después, lo más rápidamente posible, cuando terminen estos tiempos de cuarentena, ¡Vivir estas PASCUAS con más intensidad que de costumbre! ¡Liberados! ¿Estoy realmente convencido? ¿Siento que lo necesito? Dios presente y ayudando: «Yo soy el Señor. Veré la sangre y pasaré de largo ante las casas de ustedes, y no habrá plaga exterminadora entre ustedes. La sangre que salva del mal. La sangre que «quita el pecado del mundo». Por tu Cuerpo, sanados... por tu Sangre, sanados. Sana, Señor, el corazón del hombre, sana mi corazón, que trabaje responsablemente por la paz… por la salud… por la salvación. Ceñidas las cinturas, el bastón en la mano. De generación en generación lo celebraran como fiesta... Yo soy también un «peregrino» en marcha hacia la Tierra Prometida. ¿De veras estoy disponible, presto a partir para la gran aventura del “camino del Cielo”? Esta noche se sale de Egipto y se va... hacia la tierra que Dios nos promete. Se deja la tierra de esclavitud, y se va hacia la tierra de libertad. ¿Cuándo se llega? Se deja la vida de pecado y se va hacia una vida de santidad. ¿Cuándo llegaremos? Por el momento, lo importante es haber tomado el rumbo… y cada una de las MISAS nos van llevando de fe en fe, de fiesta en fiesta HASTA llegar a la fiesta de la vida, la bienaventuranza eterna. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros.

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...