martes, 29 de mayo de 2018

HOMILIA Solemnidad del SANTÍSIMO CUERPO y SANGRE DEL SEÑOR cB (03 de junio 2018)



Solemnidad del SANTÍSIMO CUERPO y SANGRE DEL SEÑOR cB (03 de junio 2018)
Primera: Éxodo 24, 3-8; Salmo: Sal 115, 12-13. 15-16. 17-18; Segunda: Hebreos 9, 11-15; Evangelio: Marcos 14, 12-16.22-26
Nexo entre las LECTURAS
La alianza -o pacto- es el centro de referencia de los textos litúrgicos. La alianza sellada con la sangre de Cristo es el corazón del culto y de la vida de la Iglesia: "Ésta es mi sangre, la sangre de la alianza, que se derrama por muchos" (evangelio). Esta alianza está prefigurada en la que ahora se llama “antigua alianza” sellada con sangre de novillos: "Ésta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con ustedes, según las cláusulas ya dichas" (primera lectura). La alianza en la sangre de Cristo perpetúa la presencia de Dios entre nosotros y purifica a la humanidad de todos sus pecados "para poder dar culto al Dios vivo" (segunda lectura).
Temas...
La antigua alianza. El texto de la primera lectura menciona algunas partes del rito de alianza, con un lenguaje y rito que era común a los pueblos orientales de la época del texto: Primeramente el carácter recíproco de la alianza: Yahvéh por un lado y el pueblo por el otro; luego, las cláusulas del pacto, que indican los contenidos obligantes a que se comprometen, Dios y el pueblo; finalmente, el sacrificio de comunión, que culminará en un banquete y el rito de aspersión de la sangre sobre los contrayentes del pacto mediante el cual éste se ratifica. ¡La condescendencia de Dios con el hombre llega hasta estos extremos, el de un ‘pacto recíproco’! Este pacto nos habla, con sencillez y profundidad, del amor misericordioso de Dios y de su eterna fidelidad. Este pacto, a pesar de tantas respuestas infieles del pueblo de Israel, fue siempre un punto de referencia incontrastado y un signo inequívoco de esperanza y de renovación permanente. Israel aprendió, poco a poco, en su larga experiencia histórica, que Dios jamás abandona, que su fidelidad "dura por siempre". Viendo la fidelidad de Dios, Israel sintió la fuerza atractiva de la fidelidad, de responder al pacto con Yahvéh con un ‘amén’ sincero y definitivo.
La nueva alianza. Yahvéh-Dios reveló al profeta Jeremías la promesa de una nueva alianza, una alianza inscrita en el interior del corazón, que otorgará a todos el don del conocimiento de Dios y de su perdón misericordioso (Jer 31, 31-34). Esa promesa llegó a cumplimiento definitivo en Jesucristo, en la cena pascual que Él comió con sus discípulos la noche en que iba a ser entregado, en la sangre de alianza, derramada por muchos sobre la cumbre del calvario. Los judíos recordaban la antigua alianza cada año en la fiesta de Pascua; los cristianos recordamos y revivimos la nueva alianza, cada día, pero de manera especial todos los Domingos, en la celebración eucarística. La fiesta de la alianza ya no es anual, sino diaria, semanal. No olvidemos: alianza recíproca de Dios con la Iglesia y con cada uno de sus hijos, y consiguientemente de la Iglesia y cada uno de sus hijos con Dios. Todos y cada uno de los cristianos hemos de valorar la belleza de una alianza con Dios en la sangre de Jesucristo, y a la vez la seriedad y responsabilidad de un pacto, al que hemos jurado fidelidad.
La novedad de la alianza. El evangelio y la segunda lectura presentan algunos rasgos de esta novedad. 1) En Jesucristo coinciden el mediador de la alianza (en la antigua alianza, Moisés), la víctima sacrificada con cuya sangre se sella y ratifica (en la antigua, la sangre de los novillos) y el altar, que en la nueva y eterna alianza es la misma carne de Hijo de Dios; 2) La alianza en la sangre de Cristo, ya no es sólo con el pueblo de Israel, sino con la humanidad toda. Por eso, su sangre "es derramada por todos" y nos alcanza "una redención eterna"; 3) La alianza que Cristo establece entre Dios y la humanidad no solamente es nueva, es además definitiva. Así como en Cristo encuentra la revelación su plenitud, igualmente en Él encuentra plenitud la alianza; 4) La alianza entre Dios y el hombre en Cristo Jesús está presente, con su carácter definitivo, en la historia, y por ello sometida a las diversas situaciones espacio-temporales. Esta alianza culminará y logrará su perfección, al final de los siglos, en la eternidad con Dios.
Sugerencias...
Sacerdotes de la nueva alianza. La nueva alianza está destinada a todos los hombres. Jesucristo, el Mediador de ella, necesita labios para que llegue a todos la buena noticia de esta alianza. Necesita labios y manos para que consagren el pan y el vino de la alianza nueva y lo distribuyan a los hombres. Podemos decir que Dios y los hombres tienen necesidad de sacerdotes. Es preciso que la comunidad cristiana crezca más en la conciencia de esta necesidad. Si no hay Sacerdotes, Ministros ordenados, ¿quién hará presente en el mundo la mediación de Cristo entre Dios y los hombres? Es bueno que maduremos la responsabilidad, todos, de rezar por el aumento de las vocaciones sacerdotales; de renovar la vida de las familias y de las Comunidades para que muchos puedan oír al Señor que está llamando para la vida sacerdotal; renovar el compromiso de hablar y proclamar la necesidad de nuevos y buenos que colaboren con quienes presiden las celebraciones del Santísimo Sacramento
Dar culto al Dios vivo. En la Eucaristía está presente Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Por eso, la Iglesia católica ha dado y continúa dando culto de adoración a la Eucaristía, no sólo durante la Misa, sino también fuera de su celebración. San Juan Pablo II ha escrito: "La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento del amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación llena de fe y abierta a reparar las faltas graves y delitos del mundo. No cese nunca nuestra adoración". Asumamos el compromiso de llegar unos minutos antes del horario de la Celebración y, en adoración al Señor, preparar bien nuestro corazón. Podemos elegir, además, algún momento durante la semana, para una hora de adoración al Santísimo o para un momento de adoración. Recuperar la adoración personal o comunitaria de los primeros jueves y rezar especialmente por las vocaciones sacerdotales.
Corazón eucarístico de María, ruega por nosotros.

ENJ Mensaje del Santo Padre a los Jóvenes

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...