lunes, 7 de noviembre de 2022

homilia Domingo Trigésimo tercero del TIEMPO ORDINARIO cC (13 de noviembre de 2022).

Domingo Trigésimo tercero del TIEMPO ORDINARIO cC (13 de noviembre de 2022).

Primera: Malaquías 3, 19-20a; Salmo: Sal 97, 5-9; Segunda: 2Tesalónica 3, 6-12; Evangelio: Lc 21, 5-19

 

MENSAJE DEL SANTO PADRE para la VI Jornada Mundial de los Pobres, del 13 de noviembre de 2022, Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, ‘Jesucristo se hizo pobre por ustedes’ (cf. 2 Co 8,9)

1. “Jesucristo se hizo pobre por ustedes” (cf. 2 Co 8,9). Con estas palabras el apóstol Pablo se dirige a los primeros cristianos de Corinto, para dar fundamento a su compromiso solidario con los hermanos necesitados. La Jornada Mundial de los Pobres se presenta también este año como una sana provocación para ayudarnos a reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre tantas pobrezas del momento presente.

“Que esta VI Jornada Mundial de los Pobres se convierta en una oportunidad de gracia, para hacer un examen de conciencia personal y comunitario, y preguntarnos si la pobreza de Jesucristo es nuestra fiel compañera de vida”. Este es el deseo que el papa Francisco ha expresado hoy en su Mensaje para esta Jornada que se celebrará el próximo 13 de noviembre de 2022 y que lleva por título ‘Jesucristo se hizo pobre por ustedes’ (cf. 2 Co 8,9).

 

Nexo entre las LECTURAS…

El presente y el futuro son dos categorías que despuntan de alguna manera en este penúltimo Domingo del ciclo litúrgico. Los "arrogantes y los que hacen el mal" del presente serán arrancados de raíz el Día de Yahvé, mientras que los "que temen mi Nombre" serán iluminados por el sol de justicia (Primera lectura). Las tribulaciones y las desgracias del presente no deben perturbar la paz de los discípulos misioneros, porque, mediante su perseverancia en la fe, recibirán la salvación (Evangelio). San Pablo invita a los tesalonicenses a imitarle en su dedicación al trabajo, aquí en la tierra, para recibir luego en el mundo futuro la corona que no se marchita (Segunda lectura).

Temas...

Ciudadanos de dos mundos. Todos estamos inscriptos en el registro de dos mundos diversos. Uno es el mundo presente, la tierra que pisamos y el aire que respiramos, un mundo pasajero, sellado por el límite y la caducidad. El otro, es el mundo en el que reinan Cristo, la Virgen y todos los Santos hacia el cual nos dirigimos, nos encaminamos haciendo el bien en el tiempo presente. Lo interesante es que estos dos mundos no se suceden cronológicamente, se entrecruzan y entrelazan en la vida de los hombres. Ninguno de ellos nos es ajeno, en ninguno vivimos como si el otro no existiera. En el mundo presente no podemos dejar de pensar en el futuro, y el mundo futuro será la coronación (don de la gracia) del amor y servicio hecho a Dios y al prójimo en el presente tal como Cristo nos enseña. Las vicisitudes de la historia, sus conflictos y sus penas nos remiten, con la asistencia del amor misericordioso de Dios hacia el futuro. La dicha y la plenitud del mundo futuro solicitarán nuestro interés porque todos los hombres de este mundo puedan alcanzarla, santa Teresa del Niño Jesús señalaba con gozo que desde el cielo nos hará mucho bien. Como ciudadanos del presente hemos de estar ocupados y dedicados en la tarea del crecimiento, del progreso, de la justicia, del avance en humanismo y solidaridad, y en el crecimiento de las virtudes. Como ciudadanos de la Jerusalén Celestial tenemos que ocuparnos por la instauración del Reino de Cristo y por la santidad de todos. El presente en que vivimos es tarea de elección y de renuncia, el futuro será tiempo de posesión y de gozo (beata Tránsito Cabanillas). El presente es tiempo de ideales y de realizaciones, el futuro será de encuentro y de intimidad (Santa Isabel de la Trinidad). El presente es tiempo de constancia en la lucha, el futuro será de descanso en la paz. El presente es tiempo de esperanza en la fe y en el amor, el futuro será de triunfo pleno del amor perfecto (Santa Teresa de Calcuta). Dos mundos distintos, pero no distantes, sino unidos en el corazón del hombre. Dos mundos en los que el cristiano ha de vivir en entrega, haciendo honor a su nombre de hijo de Dios y hermano de todos. No es día para hablar de las postrimerías, sino para alegrarnos en la amistad de Dios que nos acompaña en el tiempo para atravesar (como Él) la pasión -en la perseverancia- y alcanzar la resurrección, la vida bienaventurada.

La luz de la justicia. En este mundo no siempre brilla con todo su esplendor la luz de la justicia. Hay también mucha tiniebla de injusticia, estamos marcados profundamente por el pecado original. Y por eso al hombre honrado y bueno, al discípulo misionero, le acecha la tentación de decir: "¡Es inútil servir a Dios! ¿Qué ganamos con guardar sus mandamientos?" (Primera lectura y varios salmos). Tal vez llegan a nuestros oídos voces de falsos profetas que gritan: "¡Yo soy!" o que predicen con presunción: "El tiempo está por llegar" (Evangelio). Y llegan a ‘preocuparnos’ esas voces y crean en los cristianos algo de perplejidad. Oscurecidos sobre el futuro, había también entre los cristianos de Tesalónica algunos que "no trabajaban y se metían en todo" (Segunda lectura). Hoy, equivocadamente también, muchos buscan su ‘suerte’ en adivinos, horóscopos y otras maneras de aferrarse a palabras que no son la Palabra. Evidentemente creaban confusión y perturbaban la vida y la paz de la comunidad. Esa tiniebla de injusticia no es propia sólo del tiempo del Antiguo o del Nuevo Testamento, sigue actualísima en nuestro tiempo. ¿Crees en el triunfo del Bien y de la Vida? Hay quienes no creen en la resurrección de la carne y en la Vida Eterna y atemorizan a la gente, sobre todo a los de la periferia existencial, hablando de revelaciones recibidas sobre el fin del mundo y su pronta venida… alejándolos de la misericordia del Padre. ¿No abundan falsos profetas y doctores, que merodean aquí y allá enseñando doctrinas erróneas? La revelación de Dios, recogida en los textos litúrgicos de este Domingo, nos recuerda: "Dios hará brillar la luz de la justicia". Esa luz, que amorosamente ya comienza a brillar en este mundo, ciertamente es el Sol de justicia que irradiará sus rayos de luz en el mundo futuro, Él es el Sol que nace de lo alto y Él la luz de la Jerusalén definitiva. El cristiano, por tanto, en medio de las injusticias y de las persecuciones, ha de mantenerse tranquilo, paciente y con gran paz, porque Dios intervendrá a su tiempo. "Con la perseverancia, nos dice Jesucristo en el evangelio, salvaremos nuestras almas".

Sugerencias...

El tiempo de la Iglesia. Entre Pentecostés y el final de la historia está, lo que podemos llamar: el tiempo de la Iglesia. Esta Iglesia que tiene ya más de 20 siglos de historia, y vive el presente queriendo ser fiel a su Esposo-Fundador, y mira al futuro con esperanza. Jesucristo a la Iglesia no le ha ahorrado tribulaciones. Pero tampoco ha sido indiferente con Ella en consolaciones. En su historia pasada y presente vemos una innumerable fila de hombres y mujeres fieles a su Señor … a lo largo de los siglos, en muchos lugares donde no había paz, los cristianos santos han sembrado paz y concordia entre los hombres. También ha habido cristianos, en esos mismos siglos, que han esparcido discordia, guerra, revolución, desavenencias en la familia, en los grupos humanos, entre las naciones. Ha habido en la larga historia del cristianismo reyes y gobernantes cristianos, sumamente santos y que han hecho tanto bien. A su lado, ha habido igualmente y continúa habiendo reyes y gobernantes que han perseguido a sus hermanos en la fe por motivos políticos o por intereses ideológicos, por celos religiosos y mal llamados piadosos. En la historia están también los enemigos de Dios y de su Iglesia. Recordemos a los emperadores que, durante tres siglos, con mayor o menor intensidad, persiguieron el cristianismo como religión ilícita y consideraban a los cristianos como ateos porque no adoraban a los dioses del Imperio. Pensemos en los tormentos que sufrieron los hijos de la Iglesia en Japón y en China, México, España, y ahora en muchos países de Oriente y África, por considerar el cristianismo como extranjero y como ajeno completamente a las propias tradiciones religiosas. ¿Y qué decir de la brutal persecución y hostigamiento del comunismo hacia los cristianos allí donde el socialismo real fue o continúa siendo una triste y horrenda pesadilla de la humanidad en su historia, tal como el ISIS? El tiempo de la Iglesia ha sido y continuará siendo así hasta el final: tiempo de tribulación, y tiempo de consolación y paz. ¡Esta es la Iglesia en que vivimos, a la que amamos, y en la que trabajamos por el Reino de Dios, la Civilización del Amor! (San Pablo VI, papa).

Vivir el presente desde el AMOR. Frecuentemente se piensa que hay que vivir el presente con un ojo en el pasado, para aprender del mismo, puesto que "la historia es maestra de la vida". No quitar lo que esto tiene de verdad. Pero es bueno señalar un aspecto propio de nuestra fe cristiana: Hay que vivir el presente como quien ya hubiera recorrido el camino de la vida y se hallara en el mundo futuro, pues Cristo, nuestra Pascua, ya ha vencido, ha resucitado y en la Eucaristía tenemos la prenda cierta de su Victoria… es Él el que nos visita y alimenta... también la bienaventurada Virgen María es muestra del destino final de la humanidad y de la Historia. Está claro que, con la ayuda del Cielo, las perspectivas y el modo de vivir el presente serían muy diversos. Desde la eternidad (consideremos el ejemplo de los santos): ¿cómo hubiese querido vivir el día de hoy, esta situación familiar, este momento personal de crisis, esta relación afectiva, este ambiente en el trabajo? Ese futuro, la Bienaventuranza eterna, el Banquete de las Bodas del Cordero, crea ‘una distancia’ entre nosotros y nuestro presente, y al mirar desde esa distancia podemos comprender las cosas con mayor paz y objetividad. Ese futuro nos mete en el mundo de Dios y de esta manera nos otorga el poder -la gracia- de pensar en las diversas situaciones del presente y de la vida con el mismo modo de pensar de Dios. Desde el futuro conocemos mejor y sabemos aplicar con mayor exactitud y coherencia al presente la enseñanza de nuestra fe y la medida de nuestra conducta. Con la ayuda de la gracia y el deseo del Cielo es suficiente para encender en el alma nuevo ardor y entusiasmo… como decía san José Sánchez del Río: “que nunca fue tan fácil, como ahora, ganar el Cielo”.

 

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...