lunes, 30 de septiembre de 2019

HOMILIA Domingo Vigesimoséptimo del TIEMPO ORDINARIO cC (06 de octubre de 2019).

Domingo Vigesimoséptimo del TIEMPO ORDINARIO cC (06 de octubre de 2019). Primera: Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4; Salmo: Sal 94, 1-2. 6-9; Segunda: 2Timoteo 1, 6-8. 13-14; Evangelio: Lucas 17, 3b-10 Nexo entre las LECTURAS… El tema sobresaliente, en este Domingo, es la fe. La historia de Habacuc es muy ilustrativa, y la buena voluntad de los discípulos de Jesús también, aunque en otro sentido: ¡ellos se dan cuenta que no confían suficientemente y querrían confiar más! Para nosotros, saldrían dos preguntas: la primera, sobre si nuestra confianza está puesta en Dios o en otras cosas, como lo es nuestro dinero, nuestras capacidades personales, nuestras buenas obras; la segunda, sobre si nuestra confianza en Dios es suficientemente fuerte como para lanzarnos de verdad al servicio de su reino (si tenemos suficiente fe como para hacer que las moreras se planten en el mar, como dice Jesús). Ciertamente crecer en la fe es un camino que hemos de ir haciendo continuamente, que nunca termina y por eso hay que orar cada día como hacían los apóstoles: "Auméntanos la fe". Jesús en el evangelio se fija en la eficacia de la fe, incluso de la fe pequeña como un grano de mostaza. Y, san Pablo exhorta a Timoteo a dar testimonio de su fe en Cristo Jesús y a aceptar con fe y con amor el mensaje transmitido por Pablo (Segunda lectura). El segundo tema posible, está en el evangelio y es: ante Dios no podemos alegar méritos ni derechos que nos obtengan gracia ni salvación: hacemos lo que hacemos, la distancia entre nuestras actuaciones y su amor infinito es inmensa, y nunca estaremos a "su altura". Ciertamente que con nuestra manera de vivir y de actuar nosotros respondemos a su llamada y nos acercamos a Él; pero la salvación no nos la obtenemos nosotros, sino que nos es dada. Y eso tiene consecuencias. Porque la hipocresía del fariseo practicante, que no falla en ningún mandamiento, es una hipocresía que también se da entre nosotros, y sirve para mirar a los demás por encima del hombro como el trabajar mucho por la Iglesia y exhibirlo, e incluso cerrar el paso a los demás. Nos pide el Señor que podamos rezar con fe: "somos unos pobres (simples) siervos". Temas... Dijimos que el tema principal en este pasaje de hoy, es la fe; eso se nota, por supuesto, en la primera parte del Evangelio que hemos escuchado, allí donde los apóstoles le dicen al Señor: “Auméntanos la fe” (Lc 17,5). Es evidente que el tema central va a ser “creer”, va a ser la “fe”; pero, resulta menos evidente que también la fe es protagonista en la segunda parte. La segunda parte del pasaje de hoy, es la que Cristo describe con el ejemplo de los trabajadores que al final de su jornada, simplemente, pueden decir: “Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber” (Lc 17,10). Y tal vez, la pregunta que uno puede hacerse, es: ¿cuál es la relación entre “la súplica de fe de los discípulos” y luego aquello de “los siervos inútiles que no esperan un aplauso o un agradecimiento por haber hecho, simplemente, lo que tenían que hacer”? Me parece que la relación está en lo que podríamos llamar “la lógica de la fe”; lo voy a expresar de esta manera: en la primera parte, Cristo nos cuenta que si tenemos verdadera fe, vamos a realizar grandes cosas; y en la segunda parte, Cristo nos dice: “Cuando ustedes realicen grandes cosas, no piensen que es mérito de ustedes; es simplemente, la obra que Dios, a través de ustedes, está realizando”. Así que, sí hay una unidad en las dos partes del Evangelio de hoy: por una parte, las grandes obras que se pueden realizar con la fe; y en la segunda parte, que jamás le robemos la gloria a Dios, cuando esas grandes obras las veamos realizarse sepamos que solo Él merece honor y gloria (San José Gabriel, beato Enrique Angelelli…). Podemos preguntarnos entonces: Bueno, y hoy, en las circunstancias en que vivimos, ¿para qué es tan necesaria esa fe?, ¿cuáles son las grandes obras que necesitamos ver hoy, y que quizá el Señor quiere realizar y está realizando hoy? Muchas de esas obras tienen que ver con cosas extraordinarias; tienen que ver por ejemplo, con la sanación, tienen que ver con la transformación de vidas humanas. Es un hecho –sé que esto le cuesta trabajo creer a algunas personas– que Dios sigue haciendo milagros maravillosos en el cuerpo, en la mente, en el alma de muchas personas. Ese es un ámbito donde se experimenta el poder de la fe; pero, hay otro ámbito donde también aparece la fe, y es que en muchas de las batallas que hoy tenemos nosotros los creyentes, necesitamos una gran dosis de fe, porque muchas veces tenemos que ir –como nos han dicho varias veces el Papa Francisco– ‘contra corriente’. Cuando todo mundo te está diciendo que algo es normal, pero tú sabes que no es normal, y tú intentas vivir con coherencia lo que sabes y crees, ¡de verdad necesitas fe! porque necesitas navegar un río que va en contra, y la evidencia exterior se opone a lo que tú interiormente sabes; ¡ahí necesitas fe!. Necesitas fe, también, para presentar tu testimonio a otras personas; hablar de Aquel en quien creemos, no es fácil porque de algún modo es exponer fibras muy tiernas de nuestro corazón. El verdadero creyente sabe que al hablar de Cristo, está hablando del amor de su alma, pero hoy hay muchísimas ofensas contra Cristo; entonces, presentar nuestra testimonio, requiere bastante de ese don de la fe, porque sabes que probablemente vas a recibir burlas, vas a recibir ridículo, te van a aislar, y para permanecer con gozo y para servir con amor a los hermanos, ahí necesitarás grandes dosis de fe. Así que sigamos la invitación que nos hace el Señor: recibamos el don de la fe, preparémonos para experimentar su grandeza, y jamás le quitemos la gloria al Único que la merece. Sugerencias... Nos presentan las lecturas de hoy: LA FE. El “justo vivirá por la fe” nos dice la primera lectura… y el santo Evangelio nos presenta a Cristo en una actitud de maestro que corrige y a la vez anima. Quiere indudablemente despertar en nosotros el deseo cuando dice “si tuvieras fe como un granito de mostaza” (este es uno de los cantos carismáticos más conocidos) pero me parece que podemos sacar más del Evangelio de hoy… SÍ, se trata de la fe pero se trata de la fe unidad a otras dos virtudes: la obediencia y la humildad. Y es interesante el hecho de que esa exhortación de Cristo ‘si tuvieras fue moverían montañas’ y ‘si tuvieras fe arrancarías una higuera y la plantarías en el mar’… esa comparación esa enseñanza de Cristo y queda unida a la otra, la de que nosotros somos siervos… siervos que hacemos lo que Dios quiere. Somos llamados hacer la voluntad de Dios. Es bueno que nos preguntemos ¿cuál es la relación entre la fe y la obediencia? Fíjate pues, que cuando Cristo nos habla de esa fuerza de la fe, nos está diciendo que, esa higuera, por ejemplo: que esa higuera que se va a arrancar y se va a plantar en el mar… dice que nos obedecería… nos sería obediente, esa higuera nos haría caso… y luego, pasa Cristo a decirnos la importancia de que nosotros obedezcamos a Dios. ¿Vamos viendo la conexión? Esa fe potente es una fe que hace que las cosas en cierto sentido nos obedezcan. Pero esa fe está unida al hecho de que nosotros obedezcamos a Dios. O sea que la fe no es simplemente un poder, una especie de poder llamémoslo mágico o para lograr cosas extrañas o para lograr cosas a nuestro favor… más bien la fe es el canal que nos pone la sintonía del Dios poderoso… y en la medida en que mi corazón confía en ese Dios “altísimo y poderoso”, en la medida en que me abro a esa obediencia… ese Dios actúa en mí. Y aquí viene lo interesante: el Dios que actúa en mi porque yo soy obediente a Él, porque yo le creo a ese Dios que obra en mí, también empieza a obrar a través de mí… y es ahí donde suceden las cosas prodigiosas como esa higuera que se arrancada y plantada en el mar. Es decir en la medida en que me fe sintoniza en el querer de Dios… en esa misma medida el querer de Dios se vuelve poderoso en mí… y en esa misma medida el querer de Dios puede obrar a través de mí. De modo que en esa íntima relación entre la fe y la obediencia se iluminan estas dos virtudes: porque la obediencia no es caprichosa y la fe no es mágica… sino que la obediencia se ilumina con la luz de la fe y la fe adquiere su verdadero ‘poder’ en aquel que es obediente al querer de Dios. Hermosa enseñanza que nos deja Jesús para este Domingo. Pedimos a la Virgen, creyente y obediente, que nos proteja con su manto y que vivamos como ella, fieles y obedientes. Área de archivos adjuntos

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...