lunes, 21 de mayo de 2018

HOMILIA Solemnidad de la SANTÍSIMA TRINIDAD cB (27 de mayo 2018)

Solemnidad de la SANTÍSIMA TRINIDAD cB (27 de mayo 2018)
PrimeraDeut 4, 32-34.39-40; Salmo: Sal 32, 4-5. 6 y 9. 18-19. 20 y 22; Segunda: Romanos 8, 14-17; Evangelio: Mateo Mt 28, 16-20
Nexo entre las LECTURAS
Es bien mostrado en las lecturas de esta liturgia que Dios es Dios-Amor e interviene con mano fuerte y brazo poderoso para sacar a su pueblo de Egipto, símbolo de servidumbre y opresión (primera lectura). Es Dios-Amor que regala a sus discípulos una misión maravillosa y les asegura su compañía a lo largo de los siglos (evangelio). Es Dios-Amor que hace a los hombres sus hijos adoptivos para que puedan clamar con Jesucristo: "Abba", es decir, "Padre". Es DIOS-AMOR y quiere que seamos HIJOS-AMOR para vivir con Él y con todos la plenitud del amor y de la comunión en el banquete de la vida.
Temas...
El “Dios” de Moisés. En el AT se encuentran figuras que preparan la revelación del misterio trinitario. Dios en el AT (el ‘Dios de Moisés’) se revela en su unicidad de cara a otros que les dicen dioses y que no lo son. En la pedagogía de Dios con el hombre tiene lugar, primeramente, la revelación de un Dios único y personal que en su amor inenarrable se elige un pueblo, lo libera y hace alianza con él. En la capacidad de apertura del hombre a lo divino, está primero la revelación de su carácter único, personal y salvífico ante los acontecimientos y situaciones que en aquellos siglos remotos encontraron los israelitas. El politeísmo circundante (sobre todo los dioses cananeos: Baal, dios de la tierra y de sus frutos, Astarté, diosa de la fecundidad, y Moloch, dios que exigía sacrificios humanos) ejercían un fuerte atractivo sobre la religiosidad, todavía elemental, de las tribus de Israel. Dios elige proclamar y mostrar Su unicidad: "Reconoce hoy y convéncete de que el Señor es Dios allá arriba en los cielos y aquí abajo en la tierra, y de que no hay otro" (primera lectura). En la misma línea que el deuteronomista, el segundo Isaías pone en boca de Dios estas palabras: "¿Hay algún dios fuera de mí, algún otro apoyo que yo no conozca? (Is 44,8) y poco antes había dicho de los ídolos: "Todos ellos son una nulidad, sus obras una nada, viento y vacío son sus estatuas"" (Is 41,29). La tentación de la idolatría no pertenece al pasado. Acecha cada época y en cada momento de la historia. En nuestros días, en una sociedad pluri-étnica y religiosamente individualista, la tentación casi parece invadir todo.
El Dios de Jesucristo. Tras la preparación en el antiguo Israel, Dios revela su vida íntima, su misterio trinitario. Dios-Amor envía a su Hijo para que nos descorra lo posible del velo de su misteriosa intimidad, y el Espíritu Santo nos instruye interiormente para que no seamos necios ni quedemos ofuscados o ciegos ante el resplandor divino. Dios en Jesucristo se revela como Dios de donación: el Padre nos dona a su Hijo, el Padre y el Hijo nos donan su Espíritu. El Padre y el Hijo y el Espíritu (se) nos donan su propia vida haciéndonos hijos de Dios. El Dios de Jesucristo es un Dios salvador, redentor: El Padre quiere que todos los hombres se salven, el Hijo lleva a cabo la salvación de todos en su Sacrificio y el Espíritu hace eficaz en el corazón de cada hombre la salvación de Dios. El Dios de Jesucristo es un Dios de misión: Póngase en camino, hagan discípulos a todos los pueblos, bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enséñenles a poner por obra todo lo que yo les he mandado. La revelación de este misterio divino se puede captar un poco con la inteligencia, pero se penetra todavía algo más con el corazón y con la experiencia de Dios en la oración.
Dios con nosotros. El evangelio según san Mateo comienza con el nacimiento del Enmanuel (Dios con nosotros) y termina igualmente con la presencia de Jesucristo glorioso entre sus discípulos y en la historia humana: "Yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de este mundo" (evangelio). Israel había ya experimentado en su historia la presencia y cercanía de Yahvéh. Ahora el nuevo Israel, la Iglesia, experimenta la cercanía del Padre en la presencia y en el rostro de su Hijo, Jesucristo, en virtud del Espíritu Santo cuya misión es hacer presente en el tiempo y en la historia la verdad completa ‘sobre Dios y sobre el hombre’. En el tiempo de la Iglesia, no sólo el Hijo, sino también el Padre y el Espíritu, están realmente con nosotros y en nosotros (cfr.: mensaje de la Virgen en Fátima a los pastorcitos).
Sugerencias...
La “nada” de los ídolos. En la religiosidad del hombre herido por el pecado ha sido verdad que si Dios no existe, habrá que inventarlo. No hay pueblo ni cultura, desde la más primitiva hasta la más avanzada, que no se haya fabricado sus dioses. La historia de las religiones da fe de ello. Ni siquiera los que se llaman o son ateos están exentos de esta realidad. Ellos cambiarán el rostro de sus ídolos, divinizarán al "Partido", darán culto al "Jefe", lucharán por plantar el cielo en la tierra... Es evidente que no se puede eliminar eso que el hombre lleva inscrito en su misma naturaleza “nos hiciste para Ti…”. En la historia humana, las generaciones han visto caer muchos ídolos, pero surgen otros nuevos. Estamos llamados los discípulos-misioneros para hablar al mundo del Dios único y verdadero, que nos ha revelado Jesucristo y no de ídolos, que ‘no son’. Es una deformidad grave, un pecado que no hablemos de Dios, que nos sumerjamos en el silencio por ignorancia, por temor o por excesiva prudencia humana. No tengamos miedo, Dios mismo pondrá en nuestros labios las palabras justas para que hablemos bien de Él. El mundo tiene necesidad de Dios, aunque parece que no lo sabe… cfr. Papa Francisco.
Hacer visible a Dios-Amor. No solo hablar, debemos obrar de tal manera que hagamos visible a Dios. Estamos llamados a tener una experiencia viva de Él, mejorar nuestro trato con Dios, que no se reduzca a una abstracción, sino que dialoguemos con Dios Vivo, que es Padre y es Hijo y es Espíritu Santo. La justicia se hace visible en un hombre justo, la verdad en un hombre veraz, el amor en un hombre que ama y sirve realmente, pues de esa misma manera Dios se hace visible en un hombre que ha experimentado el amor, la ternura, la grandeza y belleza de Dios; en un hombre "que ha visto, ha oído, ha tocado" a Dios en la Sagrada Escritura, en la oración, en los sacramentos, en el hermano, en las prácticas de las obras de Misericordia (Bula del Papa Francisco). ¿No es verdad que cada cristiano debería ser como un ostensorio del Dios viviente, del Amor trinitario? Si Dios no está más presente en nuestro mundo, no nos desalentemos... digámonos: "Es hora de esfuerzos, es hora de responsabilidad". ¡Manos a la obra!
María, Estrella de la Evangelización y causa de nuestra alegría, ruega por nosotros.

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...