lunes, 11 de octubre de 2021

Domingo Vigesimonoveno del TIEMPO ORDINARIO cB (17 de octubre de 2021)

Domingo Vigesimonoveno del TIEMPO ORDINARIO cB (17 de octubre de 2021) Primera: Isaías 53, 2a.3a.10-11; Salmo: Sal 32, 4-5. 18-20. 22; Segunda: Hebreos 4, 14-16; Evangelio: Marcos 10, 35-45 Nexo entre las LECTURAS Las tres lecturas nos llevan a centrar nuestra atención en Jesucristo, el que ha venido a servir y a dar la vida por todos, y en lo que significa ‘eso’ para todo hombre. "El que quiera llegar a ser grande entre ustedes, será el servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes, será servidor (esclavo), nos dice Jesús en el evangelio. La primera lectura dice que Jesús nos precede a todos en el servicio, realizando –en sí– la figura del siervo de Yahvéh, despreciado, marginado, hombre doliente y enfermo, que se da a sí mismo en expiación. Y en la segunda lectura se nos anuncia la figura de Sumo Sacerdote que puede compadecerse de nuestras flaquezas porque ha sido tentado en todo como nosotros, excepto en el pecado. Temas... Entre ustedes no debe suceder así. La presentación que Jesús hace en el evangelio del sentido de su misión aparece como respuesta a una discusión con Santiago y Juan y el resto de los apóstoles. Y esa respuesta de Jesús ofrece una ayuda importante de discernimiento (sinodo) sobre la tarea misionera de la Iglesia. Los apóstoles están muy marcados por lo que podríamos llamar "el estilo del mundo": situaciones de influencia, espacios de poder... Jesús es contundente, para ellos y para sus seguidores futuros, discípulos-misioneros: "Entre ustedes no debe suceder así". La fe siempre deberá ser una propuesta libre, que de ningún modo y en ningún sentido intentará imponerse, ni pretenderá invocar posibles "derechos". La carta de presentación de la fe, su "poder", será la entrega fiel –hasta la muerte si es necesario– de los seguidores de Jesús. Juan y Santiago, y los demás apóstoles, lo vivieron así, y la tarea de la Iglesia también es así: la entrega personal, constante, al servicio de todo lo que sea vida para el hombre. La fe, un gran bien. Un tema para la homilía de hoy estaría también en las oraciones de la Misa: la fe es un gran bien. Hoy puede ser muy útil hablar de la importancia que tiene para nosotros la fe, y la importancia que puede tener para todos aquellos que aún no la conocen. Nuestro servicio a la Iglesia y al mundo para gloria de Dios es ‘ofrecer el don de la fe’ (cfr. Benedicto XVI). Aspectos de la fe como gran bien: 1) la salvación, la transformación profunda que Dios realiza en el hombre de modo visible por la fe y los sacramentos; 2) la revelación de la "verdad", el sentido pleno del camino humano, que da plenitud a todo el amor y la bondad que el hombre anhela; 3) la congregación de una comunidad que debe ser sostén y fortaleza en el camino, y que no está dejada a sus solas fuerzas sino que está conducida por el Espíritu... así nos ayuda también a reflexionar sobre el valor que nosotros le damos a nuestra propia fe. Sugerencias... Sentido de la Humildad cristiana. Digamos de entrada, hermanos, que Cristo no condena el deseo de ser importante ni habla mal de quien quiere tener el primer puesto. Por lo menos en el evangelio de hoy no es ese su propósito. Más bien se trata de mostrar en dónde radica la verdadera "importancia" y cuál es el "primer puesto" al que hay que aspirar. Esto es muy importante para poder entender en qué consiste la humildad cristiana: no es tanto "hacer de cuenta" que no me interesa lo que en realidad sí me interesa, sino encauzar ese interés según la mente de quien mejor me conoce y ama, que es Dios. La grandeza del Servicio. Por otro lado, ya en la primera lectura Dios nos empuja a cambiar nuestros parámetros. Grande es el que hace algo grande. La grandeza no está en lo que cada uno dice de sí mismo, ni en lo que obliga a otros a decir, sino en las obras, en la realidad, en los hechos. Por eso el Siervo de Yahvé, en la primera lectura, es presentado como un modelo de dolor, pero sobre todo como un modelo de fecundidad, y es esto lo que se enfatiza: "verá su descendencia", "prolongará sus años", "por medio de él prosperarán los designios del Señor". En ningún caso es una actitud de "el dolor por el dolor". No hay aquí una actitud de complejo ni de cobardía, como calumnian algunos, sino más bien una conciencia del precio que tiene el bien futuro, y de la inmenso fruto que brota del amor cuando es consecuente. Día de la Madre: motivo para el agradecimiento No considerando el Día de la Madre, por su situación comercial ni utilitarista, como hecho para el consumo masivo o para beneficiarnos de algunas comodidades, estaría bueno aprovechar este acontecimiento para dirigir una mirada agradecida a las madres, a las familias: padres e hijos, pues “el futuro de la humanidad se fragua en la familia”. San Juan Pablo II, señala que "el humano engendrar es común al hombre y a la mujer. Sin embargo, aunque los dos sean padres de su niño, la maternidad de la mujer constituye una parte especial de este ser padres en común, así como la parte más cualificada. Aunque el hecho de ser padres pertenece a los dos, es una realidad más profunda en la mujer, especialmente en el periodo prenatal. La mujer es la que ‘paga’ directamente por este común engendrar, que absorbe literalmente las energías de su cuerpo y de su alma. Por consiguiente, es necesario que el varón sea plenamente consciente de que en este ser padres en común, él contrae una deuda especial con la mujer". (MD, 18). Gracias por todo ello, mujeres, madres.

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...