lunes, 3 de febrero de 2020

HOMILIA Domingo Quinto del TIEMPO ORDINARIO cA (09 de febrero de 2020)

Domingo Quinto del TIEMPO ORDINARIO cA (09 de febrero de 2020) Primera: Isaías 58, 7-10; Salmo: Sal 111, 4-9; Segunda: 1Corintios 2, 1-5; Evangelio: Mateo 5, 13-16 Nexo entre las LECTURAS “Obras, no palabras”, tal podría ser ‘el mensaje’ de la liturgia de este quinto Domingo del TO. "Comparte tu pan... alberga al pobre, viste al desnudo...", éste es el ayuno que agrada a Dios, según el profeta Isaías en la primera lectura. Jesús -en el Evangelio- dice a los discípulos: "Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo". San Pablo, muy consciente de la esencia de la fe cristiana, centra su predicación en la obra de Cristo y no en razonamientos humanos. Y por excelencia: en su muerte en la cruz por nuestra salvación… no en la elocuencia y capacidad de persuasión, sino en la acción y poder del Espíritu (segunda lectura). Recordamos, al rezar con el salmista, que "Para los buenos brilla una luz en las tinieblas" y que "El justo no vacilará jamás, su recuerdo permanecerá para siempre. No tendrá que temer malas noticias: su corazón está firme, confiado en el Señor". Temas... -La verdadera fe es la que está unida a la caridad. Ambas cosas (la sal y la luz) son imprescindibles e inseparables. Todo cristiano es sal de la tierra y luz del mundo y esto es posible gracias a la fe y gracias, con la ayuda de Dios, a sus obras (caridad). La sal es símbolo de la sabiduría, y el cristiano tiene la sabiduría del Evangelio. La sal además tiene la cualidad de preservar de la corrupción, y el cristiano -en cuanto sal- conseguirá preservar el medio en el que vive mediante el testimonio de sus obras (amor y servicio). La luz está hecha para iluminar, y el cristiano es luz que, con la Palabra de Dios (como señalaba el Papa el Domingo pasado) ilumina las mentes y las situaciones humanas. Pero, no se enciende una lámpara para taparla, y el cristiano ES esa lámpara cuyas buenas obras no pueden ocultarse, porque sería tanto como dejar al mundo en la oscuridad. Como luz en una ciudad sobre el monte, el cristiano orienta al viajero en su travesía, orienta a los hombres con sus palabras, con la doctrina de la fe. Un pequeño interrogante ¿lees la Palabra… lees el catecismo? En las ciudades, el hombre busca refugio, protección, seguridad, BUSCA felicidad… y, en lo temporal/material, muchas veces no lo consigue, al contrario paga costos altísimos y todo es pasajero, como el agua que se nos va entre los dedos de las manos… y a nosotros Dios nos puso para que con el ejemplo (sostenidos por la oración y la Eucaristía) seamos, para todos: un signo de seguridad, refugio y protección en medio de las penalidades e incertidumbres de la vida, SEAMOS causa de alegría. Recordemos el testimonio de vida de san José Gabriel, de beata Madre Teresa, beata Laura Vicuña, los beatos Ceferino y Artémides, beata Antula… los mártires de La Rioja, que ofrecieron sus vidas para que todos estén bien… - La primera lectura ejemplifica algunas de esas obras, por las que el cristiano será sal, luz y ciudad en lo alto para los hombres: satisfacer el hambre del necesitado, dar cobijo a quien no tiene techo, proporcionar ropa a quien sufre la inclemencia del frío, apartar del alma y de la conducta cualquier muestra de opresión, vencer la tentación de la calumnia y de la acusación gratuita, alejarnos del chismorreo... En definitiva, las obras cristianas son obras de justicia, de solidaridad, de respeto, de caridad hacia los demás… el Papa Francisco dice que tenemos que vivir mas intensamente las bienaventuranzas y practicar con entrega total las obras de misericordia. - Nadie tiene más amor que el que da la vida por el amado. Esta es la obra suprema del amor, esa es la obra de Cristo que Pablo presenta a los corintios como la verdaderamente eficaz, por encima de cualquier filosofía o de cualquier retórica persuasiva. Ellos abrazaron la fe justamente por la acción misteriosa de esta obra en el interior de sus corazones, y por el poder del Espíritu que hace eficaz la obra redentora de Jesucristo. Sugerencias... El lugar del cristiano en el HOY. Podrán darse acentuaciones, como en todo, pero nuestro papel es el de proclamar la fe en Jesucristo tanto con palabras como con obras (San Pablo VI). No basta creer, porque la fe sin obras es una fe muerta, y una fe muerta es como la sal que ha perdido su fuerza de salar (sosa e insípida), y no posee vigor de atracción ni de convencimiento. ¿Se da este tipo de creyentes entre nosotros? A veces hay gente (pueblo y ministros consagrados) que ‘va’ a Misa y no celebra, y luego habla mal de los demás -desde la misma celebración-. Hay algunos que se creen fervientes cristianos y soportan malamente y a disgusto a los pobres, débiles, enfermos y necesitados, no debe ser así. Los hay quienes conocen bien la doctrina cristiana sobre el sexto mandamiento, pero se han olvidado vivir el quinto no pagando los impuestos o sustrayendo una parte de los mismos... hasta a veces, hay cristianos con cara de velorio (cf: Papa Francisco). Tampoco es suficiente solo obrar, porque las obras sin la fe no pueden salvarnos. No es genuino espíritu cristiano trabajar por los demás, entregarse totalmente a obras de asistencia, y luego olvidarse de orar o de ir a Misa los Domingos, rezar el Rosario, orar con la Palabra. No lo es, quien da limosna al pobre, ayuda generosamente a obras sociales, pero le resulta "imposible" creer en la resurrección de la carne y en la vida futura... Hay que hacer lo uno, sin omitir lo otro, como nos enseña Jesucristo (Civilización del Amor, san Papa Pablo VI). Cultivar la fe, practicar las obras de caridad. Es necesario, en la situación actual de muchos fieles, que las parroquias directamente o con la ayuda de otras instituciones (congregaciones religiosas, movimientos eclesiales, asociaciones de fieles laicos... acompañamiento del Obispo) ofrezca y promueva cursos y actividades para crecer en la fe, para afianzarla, para defenderla ante los posibles peligros. Es también aconsejable que las mismas parroquias promuevan la "caridad organizada" (Benedicto XVI), a nivel parroquial y/o diocesano, para lograr mayor eficacia en el servicio a los necesitados. Las formas pueden ser variadísimas: recolección de ropa o de alimentos para damnificados y para necesitados, el teléfono de un amigo y llamarlo para sostenerlo en la entrega diaria… la visita a los ancianos y a los enfermos también para leerles la Palabra y rezar con ellos, etc… ayuda frente al flagelo de la droga y toda forma de Trata… y evitar los escándalos. «Todos deseamos la paz; muchas personas la construyen cada día con pequeños gestos; muchos sufren y soportan pacientemente la fatiga de intentar edificarla». En el 2020, comprometámonos con nuestra oración y acción a ser personas que aparten de su corazón, de sus palabras y de sus gestos la violencia, y a construir comunidades no violentas, que cuiden de la casa común. «Nada es imposible si nos dirigimos a Dios con nuestra oración. Todos podemos ser artesanos de la paz» (Francisco, mensaje para el 1 de enero de 2017). Nuestra Señora de la Merced, ruega por nosotros. Área de archivos adjuntos

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...