lunes, 4 de julio de 2022

HOMILIA Domingo Decimoquinto del TIEMPO ORDINARIO cC (10 de julio de 2022).


 Domingo Decimoquinto del TIEMPO ORDINARIO cC (10 de julio de 2022).

PrimeraDeuteronomio 30, 10-14; Salmo: Sal 68, 14. 17. 30-31. 36-37; Segunda: Colosenses 1, 15-20; Evangelio: Lucas 10, 25-37

Nexo entre las LECTURAS…

La ‘cuestión’ Jesús podría ser el centro de convergencia de los textos litúrgicos. Jesús es una grande pregunta y la Biblia nos ofrece una grande respuesta. En el Evangelio Jesús se autopresenta como el buen samaritano, disponible para cualquier necesidad, allí donde exista y sea quien sea el necesitado. La primera lectura nos habla de la Palabra cercana, en los labios y en el corazón, y esa Palabra cercana se identifica con Jesús, el Dios-hombre, que nos habla con palabras de hombre. En la carta a los colosenses, en un antiguo y bello himno cristológico, Jesús es cantado como el primogénito de toda la creación, a quien todo hace referencia y en quien todo encuentra plenitud.

Temas...

En cada celebración de Misa se da el sentido profundo y verdadero de la parábola del “buen Samaritano”.

El buen samaritano, sobrenombre de Jesús. La parábola del buen samaritano no es sólo un tesoro cristiano, pertenece a la riqueza de la humanidad (Fratelli tutti). Tal vez no sea exagerado decir que no hay hombre que no la conozca, que no haya pretendido interpretarla alguna vez en su propia vida. Cabe destacar, por ello, que no es una parábola hecha vida, sino una vida hecha parábola, y por eso se puede decir que el buen samaritano es un sobrenombre de Jesús. A la pregunta del escriba sobre quién es su prójimo, Jesús habría podido responder directamente: "Yo soy" prefirió, sin embargo, escoger el camino parabólico y hacer de la narración un espejo de su existencia, enteramente entregada al hombre por amor. Verdaderamente Jesucristo es el prójimo de todo hombre, es decir, cercano, accesible, disponible, acogedor, próximo en cualquier situación o circunstancia humanas. Una perspectiva interesante para leer los evangelios podría ser ésta de la proximidad, adoptando como punto de partida el gran misterio de la encarnación, por la que Dios se hace próximo al hombre en Jesús de Nazaret en el seno de la Sagrada Familia. Jesús está próximo a los niños, a los enfermos, a los discípulos, a los inquietos, a los poderosos, a los pobres y necesitados, a todos. La proximidad de Jesucristo al hombre forma parte del misterio de la encarnación y del nacimiento.

Jesús, Palabra cercana. Para el Deuteronomista la Palabra es la revelación de Dios primeramente en el Sinaí y ahora en la llanura de Moab. Una revelación divina que no es algo principalmente extrínseco, sino que realmente es una Palabra interior, de la que todo seguidor de Jesucristo se apropia hasta llegar a hacerla suya. Una Palabra y una revelación que adquieren rostro y nombre propios en Jesucristo. Él (Jesús) es la Palabra hecha carne. Él es la Palabra que resuena en todas las palabras de la Biblia. Él es la Palabra que, por obra del Espíritu Santo, se adentra en el alma del creyente hasta anidar en ella, convirtiéndola en su morada. Está en nuestros labios la Palabra, porque cuando leemos la Escritura leemos a Cristo en ella. Está en nuestro corazón, porque la Palabra no es un sonido hueco, tampoco un mero contenido ético, sino una persona, a la que se conoce y ama en la intimidad, por la vía del corazón. Para un cristiano, esa palabra cercana e interior, que está en sus labios y en su corazón es Jesucristo. Él es la Palabra que nos aproxima al conocimiento y a la intimidad de Dios, que nos aproxima al verdadero conocimiento de nosotros mismos y del sentido de toda la creación.

Jesús, primogénito de la creación. El himno de la segunda lectura recurre a varias imágenes para responder a la cuestión Jesús. Jesús es la imagen visible del Dios invisible, es el primogénito, es decir, el arquetipo de toda creatura: punto de referencia, por tanto, del cosmos y de la historia. En definitiva, la creación entera mira hacia Jesucristo como a su modelo, su razón de ser, su último destino. Por eso, el himno de la carta a los colosenses nos dice que en Jesús reside toda la plenitud. Finalmente, aplica a Jesús otros dos nombres: cabeza del cuerpo, que es la Iglesia, o sea, centro de cohesión y de dirección de los cristianos, y primogénito de entre los muertos: Aquel en quien anticipadamente se nos muestra el destino final de todos los hombres que buscan sinceramente a Dios. Como primogénito de la creación, todo lo engloba, todo lo configura, todo lo sella con su imagen y con su amor.

Por la verdad de Jesús “buen Samaritano” y presente en cada Eucaristía es que se hace necesario un adentrarse en la Liturgia para comprenderla, vivirla, estudiarla y propagarla (última carta apostólica del Papa)

Sugerencias...

Haz tú lo mismo. Jesús es el buen samaritano, es el hombre más próximo a todo hombre y a todos los hombres. La grandeza de la vocación cristiana está en que Jesús no nos dice: "ve y enseña tú lo mismo", sino "ve y HAZ tú lo mismo". Como nos dirá el apóstol Santiago: "La fe sin obras es una fe muerta". Hoy cada cristiano es llamado a repetir a Jesús en su vida, a hacer del buen samaritano un propio sobrenombre. Jesús dice a algunos cristianos: Haz tú lo mismo en tu casa: con tu mamá que está enferma; con tu vecino, que es anciano y no puede valerse por sí mismo para muchas cosas; con tu hijo que tuvo un accidente y habrá de vivir el resto de su vida impedido… las obras de misericordia, dice el Papa. Haz tú lo mismo cuando vas por la calle, dando limosna con gusto a quien te la pida, informando amablemente a quien te pregunta por una dirección o por el nombre de un negocio; ve y haz tú lo mismo cuando vas en el ómnibus, autobús o en el metro, cediendo el asiento a los ancianos, a las madres con niños pequeños, a los impedidos, siendo respetuoso y dueño de ti mismo cuando el autobús va lleno y te empujan por todas partes o incluso intentan robarte. Haz tú lo mismo: esta llamada la deberíamos tener presente en nuestra mente y en nuestro corazón a lo largo del día, todos los días. Una vocación que posee un potencial enorme de creatividad y de impulsos nuevos, con la ayuda del Espíritu Santo, a la acción en favor de nuestros hermanos los hombres. Haz tú lo mismo: es la invitación del Señor que es capaz de fraguar un mundo nuevo y mejor. ¿Responderemos? Rezando, dirijamos la mirada y el corazón a los mártires… son lo que hicieron lo mismo que Jesús…

Una Palabra dirigida a ti. Toda la Biblia es Palabra de Dios. Las palabras humanas en que está escrita la Biblia son como sonidos que llegan a nuestros oídos, entran dentro de nosotros y a través de ellos escuchamos la Palabra de Dios, su mensaje de verdad, de amor, de auténtico humanismo cristiano (Evangelii Gaudium). Es una Palabra dirigida a todos, porque todos la podemos entender y a todos nos puede abrir las puertas de la salvación. Pero sobre todo es una Palabra dirigida personalmente a cada uno, (a Vos). Puede suceder que, cuando tú lees un texto de la Biblia, haya otros leyendo el mismo texto en algún otro lado del planeta, pero es seguro que el mensaje será absolutamente personal, dirigido a cada uno, con su nombre. Cuando en la liturgia de la Palabra, en la Misa, se hacen las lecturas y se responde con el Salmo, todos los presentes escuchamos lo mismo, pero en cada uno resuenan de modo diferente y a cada uno envían mensajes particulares. Para la Palabra de Dios no cuenta el número, sino la persona, cada persona en su carácter único, irrepetible y diverso de todas las demás. En los Padres de la Iglesia se decía que la Escritura es como una carta que Dios escribe a cada hombre. No una carta protocolaria o puramente administrativa, sino una carta de un Padre a su hijo, una carta donde el Padre habla de sí mismo con gran sencillez, pero al mismo tiempo manifestando sus pensamientos y deseos más íntimos. Escucha esa Palabra de Dios para ti, en ella te va la vida y la felicidad, en ella se te da la clave para vivir dando sentido a tu existencia. ¡Es Palabra de Dios!

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...