lunes, 6 de julio de 2020

HOMILIA Domingo decimoquinto del TIEMPO ORDINARIO cA (12 de julio de 2020)

Domingo decimoquinto del TIEMPO ORDINARIO cA (12 de julio de 2020) Primera: Isaías 55, 10-11; Salmo: Sal 64, 10abcd. 10e-11. 12-13. 14; Segunda: Romanos 8, 18-23; Evangelio: Mateo 13, 1-23 Nexo entre las LECTURAS La Palabra de Dios es eficaz y fecunda; por eso somos exhortados a escucharla -acogerla- y ponerla en práctica. Isaías la compara con la lluvia que fecunda la tierra y hace germinar la semilla (primera lectura). En la explicación de la parábola del sembrador Jesús enseña que la semilla es la Palabra de Dios que, si cae en buena tierra (quien escucha y acoge el mensaje), da fruto, sea ciento, sesenta o treinta. En la segunda lectura se indican algunos frutos de la Palabra y Revelación divinas: la liberación y gloria de los hijos de Dios, la participación del cosmos en la "esperanza del hombre". Temas... Gotas y Semillas. La primera lectura de hoy compara a la Palabra de Dios con la lluvia; el evangelio la relaciona con la semilla. El mundo de la agricultura nos ayudará hoy a comprender el misterio maravilloso que acontece cuando Dios habla y alguien escucha. No es causalidad esta comparación. El campo es el lugar donde brota la vida; una vida que no vemos pero que sí necesitamos; una vida que hace posible nuestra propia vida. Y aunque comprendemos en parte lo que sucede entre la tierra, la semilla y el agua, un corazón atento siempre sabe maravillarse de gozo cuando aparece la espiga. Palabras Eficaces. La primera lectura enfatiza la eficacia, es decir, el poder que hay en la Palabra de Dios. El resumen está en esa frase: "así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado." ¿Por qué dice Dios que la palabra "vuelve" a Él? Esto no es obvio al principio. Uno no habla para que le devuelvan lo que uno ha dicho. En esto hay un misterio más, muy bello, que uno puede percibir con el verbo "bendecir." Dios nos bendice y nosotros bendecimos a Dios. O mejor: nosotros bendecimos porque hemos sido bendecidos. Bendecir viene de “decir bien”, esto es: “decir la palabra justa, bella, sabia, apropiada”. Dios nos bendijo porque nos dio la Palabra que salva; nosotros le bendecimos porque somos su pueblo adquirido, la raza que Él ha salvado. Semillas como Gotas de Lluvia. Así como las gotas de lluvia parece que se perdieran, cayendo en desorden por todas partes, así la siembra tradicional entre los campesinos del pueblo de Jesús; ellos sembraban haciendo llover la vida sobre la tierra. Era un método poco práctico en que mucho se desperdiciaba. La parábola de hoy nos recuerda eso: que mucho se desperdicia. Nuestro Dios es un Dios que ‘desperdicia’: es decir regala y da oportunidades. Suena casi a ‘herejía’ pero en realidad lo decimos con máximo respeto y con inmensa admiración. En el plano puramente terrenal, ¿quiénes son los que desperdician sino los que tienen en abundancia? Los muy ricos organizan fiestas y banquetes donde mucho se desperdicia, y pareciera que no les importara si se pierde mucho licor o comida. Así muestran que son verdaderamente ricos. Nuestro Dios es auténticamente rico y su riqueza no es engañosa. Es rico en amor, es rico en perdón, es rico en justicia y en sabiduría. Hace hermosos amaneceres que ningún pintor podría pintar... y deja que se “desperdicien” sin que nadie los contemple. Inventa millones y millones de galaxias que al parecer nadie ha visto ni podrá ver. Dios se da el ‘lujo’ de derrochar su amor y de esparcir a delicia y goce su Palabra. Mucho parece perderse, mucho de hecho se pierde, pero el resultado no engaña: la cosecha será abundante. Sugerencias... (En días de cuarentena) Creo que el Evangelio de hoy no necesita mucha introducción… quizás es la parábola del Evangelio que mejor conocemos o que más rápidamente reconocemos: “salió el sembrador a sembrar”. Usualmente este texto lo podemos aplicar a nuestra vida si llegamos a mirarnos como sembradores o si llegamos a mirarnos como terreno que recibe la semilla. En esta ocasión los invito a tomar este segundo enfoque con una pregunta muy precisa: ¿qué hemos hecho con las semillas que Dios ha puesto en nuestra vida? Estas semillas llegan a nosotros de muchas maneras: la predicación, en concreto, es un modo que suele utilizar Dios para sembrar su Palabra en nuestra vida… y cuando vamos buscando páginas de internet para la Misa dominical, y muchos para la Misa diaria… cuando “vamos ‘navegando’” a la Eucaristía ¿vamos con la actitud de recibir esa palabra, de cuidarla, de conservarla, de alimentarla, para que dé su fruto? ¿Pensamos que las buenas lecturas que hacemos, especialmente la lectura misma de la Palabra de Dios, son una manera de recibir semilla? Un llamado a discernir… hay buenas emisoras/páginas/aplicaciones en el ciber espacio, hay buenos canales de transmisión y, explorando, vamos conociendo más y mejores… hay buenas páginas de Internet que también son COMO CONTINUOS SEMBRADORES: ¿las estamos aprovechando? Podemos pensar, por ejemplo, cuántas personas llegan a volverse prácticamente adictas a las noticias y a emisiones de chismorreos hasta casi 24 horas al día… ¿de verdad necesitarán ese volumen de información/datos? ¿de verdad necesitan todo ese tiempo recibiendo esos datos que, muy a menudo, son datos que hablan del poder del mal? Pues muchas de las noticias hoy en día son de engaños/fraudes, más muertes, más violencia, más corrupción, más robos, y… vuelve… y se repite: más mentiras, más engaños, más violencia, más infidelidad y farándula… por cierto, ¡debemos saber las cosas que están pasando en el mundo!, pero ¿necesitamos de verdad gastar 4, 5 ó 6 al día viendo noticieros, leyendo noticias, escuchando noticias y chismorreos? ¿no está siendo una especie de adicción esto de llenarnos de las semillas de la desesperanza, de desilusión, semillas de resignación, incluso semillas de complicidad y mentiras?... porque, a veces resulta un magro consuelo saber que el mundo está tan corrupto y a otros les viene bien para erigirse/nos en jueces de ese mundo, o simplemente decir: entonces, ‘yo no estoy tan mal, ¡Já!’. ¿Qué tal si le quitas (o ayudas a otros para que le quiten) un poco de tiempo a tantas noticias, novelas y chismorreos inútiles y empiezas a llenar tu corazón y el de tu familia de esa verdadera semilla, la Palabra de Dios que quiere llegar a tu vida para hacerte bien y colaborar con el bien del mundo? Además, es verdad que los católicos necesitamos más formación porque recibimos continuos ataques a la fe… y más si somos practicantes y nos mostramos del Cordero y de la Virgen María… frente a estos ataques ¿no te parece que tenemos el deber de cultivar más la formación? ¿cultivar nuestra fe? ¿prepararnos para todo ello? ¿darnos más tiempo para la oración, meditación y contemplación? Estemos atentos, con la asistencia del Espíritu Santo, a los muy buenos libros, la Biblia y a las muy buenas páginas en internet… reconocer que hay muy buenos canales de televisión y aplicaciones… y ser ‘apóstoles’ promoviendo y sembrando la Palabra hasta hacer “ese torrente de buenas semillas” … ¿lo estamos aprovechando a este tiempo? Discernir nuestro apostolado y cuidar con delicadeza nuestra amistad con Dios… apliquemos el texto de la parábola de hoy para tomar decisiones muy concretas en nuestra vida y para dar pasos, que quizás nos hemos tardado demasiado en darlos… así seremos lo que debemos ser: UNA FAMILIA DE PUERTAS ABIERTAS. ¡Ven! con nosotros a caminar, SANTA MARÍA, ¡ven! (En tiempos ordinarios) Leer y meditar, de manera frecuente la Palabra de Dios. Mucho se ha hecho y se está haciendo por difundir la Biblia entre los cristianos, e incluso entre los no creyentes en Cristo. Es grande también la labor realizada para que los fieles cristianos lean y mediten la Biblia, sea individualmente o en grupo, catequesis, que practiquen “la lectio divina”. Son muchos igualmente los cursos, semanas, festivales bíblicos que se tienen a lo largo del año, en tantos países. La "lectio divina" y otras formas semejantes de lectura y meditación bíblicas se han difundido ampliamente no sólo en los monasterios e institutos religiosos, sino también entre los fieles cristianos laicos. Debemos agradecer a Dios los abundantes frutos que todo este trabajo está produciendo en los cristianos y en la Iglesia. Podemos aprovechar este Domingo para reflexionar sobre la presencia y eficacia de la Palabra de Dios en nuestra diócesis, en nuestra parroquia, en nuestra comunidad, en nuestra familia, en los lugares de trabajo. ¿Qué hemos hecho hasta el presente? ¿Conocemos los resultados? ¿Qué podemos mejorar? ¿Habrá llegado el momento de promover nuevas iniciativas en este campo de la pastoral? Palabra y Sacramento. Son dos realidades indisociables. Así lo ha entendido la Iglesia desde sus orígenes, uniéndolas en la liturgia eucarística. Primero la Palabra eficaz que cae, como semilla, sobre los ‘participantes’ en la Santa Misa, y hace presente la revelación de Jesucristo. Luego el Sacramento eficaz que, por medio de la consagración, hace presente la obra de Jesucristo Redentor entre los hombres. La Palabra de Dios prepara al Sacramento, y el Sacramento predispone para la acogida sincera de la Palabra. Por eso, es importante hacer una catequesis sólida y constante sobre la necesidad de vivir conscientemente toda la celebración eucarística. No es principalmente un problema moral: “Si es válida o no válida la Misa, porque llegué a la homilía o al credo...”. Es sobre todo un tema espiritual (el alma necesita del alimento de la Palabra divina) y de pedagogía cristiana (educar a las personas a una concepción completa y riquísima de la celebración eucarística, desechando modos de pensar del pasado marcados por el pecado, el hombre viejo).

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...