miércoles, 16 de mayo de 2018

HOMILIA Solemnidad de PENTECOSTÉS cB (20 de mayo 2018)

Solemnidad de PENTECOSTÉS cB (20 de mayo 2018)
PrimeraHechos 2, 1-11; Salmo: Sal 103, 1ab. 24ac. 29b-31. 34; Segunda: 1 Corinto 12, 3b-7. 12-13, o bien Gálatas 5, 16-25; Evangelio: Juan 20, 19-23, o bien Juan 15, 26-27; 16, 12-15
Nexo entre las LECTURAS
En la fiesta de Pentecostés, el Espíritu Santo inunda, con su presencia, todos los textos litúrgicos. El evangelio anuncia el Espíritu de Verdad, que iluminará y llevará a los discípulos a la verdad completa. En la primera lectura, lo que fue promesa se hace cumplimiento, y el Espíritu Santo viene con su poder sobre los apóstoles y otros discípulos de Jesús, reunidos con María en el Cenáculo. Cuando el Espíritu Santo entra y se apodera del corazón de un discípulo de Jesús, entonces toda su existencia cristiana y su comportamiento cambian y producen los frutos del Espíritu, que se sintetizan en el amor -caridad- dice san Pablo.
Temas...
El Espíritu Santo es revelado mediante símbolos y mostrando su acción en el interior del hombre. Son dos los símbolos que utiliza san Lucas en los Hechos. El primero es el viento impetuoso y creador, como el aliento de Dios sobre el primer hombre (Gén 2), que sacude al ser humano, lo despoja de sí, penetra en el recinto secreto del alma y aporta vida y santidad. El segundo es el fuego, que bajo forma de lenguas, se posa sobre los discípulos y los purifica y transforma. Ese fuego del Espíritu debe arder siempre, por eso san Pablo nos exhorta a no apagar el Espíritu (cf 1Tes 5,19).
En los textos de hoy se nos señalan diversos modos de obrar del Espíritu Santo en los hombres: 1) Es el Espíritu de verdad, que ilumina al hombre para que comprenda y acepte, en la fe, la verdad completa. Como Jesucristo es la plenitud de la verdad y de la revelación (Dei Verbum 2) el Espíritu nos iluminará para que comprendamos el misterio de Cristo. Así fue con los discípulos en el día de Pentecostés, ellos recibieron esa luz que abrió sus mentes a una comprensión superior y más plena de toda la vida de Cristo, de su origen y de su destino, y sobre todo del misterio de su pasión, muerte y resurrección. 2) El Espíritu da testimonio de Cristo, es decir, no sólo enseña sino que acredita con autoridad el misterio de Cristo. Dará ante todo testimonio en el corazón de los discípulos reunidos en el Cenáculo, un testimonio tan fidedigno que se transmite convirtiendo a esos discípulos en testigos. A lo largo del tiempo, dará testimonio en el alma de cada cristiano, sirviéndose de la palabra y de la vida de los testigos humanos. Sí, el Espíritu es el testigo de Cristo en el corazón de la historia. 3) El Espíritu glorifica a Cristo, porque no tiene mensaje propio, sino que dirá únicamente lo que ha oído. La gloria con que Cristo aparece, en su esplendor y grandeza, a los ojos de los hombres es obra del Espíritu Santo: su maravilloso poder de hacer milagros, el fulgor de su mirada, la fascinación de su Palabra, la fuerza y generosidad de su amor infinito, la conmovedora ternura hacia los niños y hacia los enfermos y necesitados...
Los frutos del Espíritu. En el interior de cada hombre se enfrentan fuerzas opuestas. De un lado, la carne (el hombre con sus pasiones desordenadas, con su tendencia hacia el mal) y de otro el espíritu (los nobles anhelos que anidan en el hombre, su aspiración hacia el bien, gracias al Espíritu Santo). En ese campo de batalla, que es el corazón del hombre, el mal trata de vencer mediante sus obras en los diversos ámbitos de la vida: el ámbito religioso con la idolatría y la hechicería; el ámbito social con las enemistades y discordias, la rivalidad, la ira, el egoísmo, las disensiones, cismas y envidias; el ámbito personal con intemperancias, borracheras y orgías; el ámbito sexual mediante la fornicación, la impureza y el desenfreno. En ese mismo corazón, el bien y con la ayuda de la gracia -el Espíritu Santo que lo alienta y promueve-, ‘pretende’ vencer al mal mediante el amor auténtico, fundado en Cristo y en su testimonio; un amor que se muestra operativamente en tolerancia, amabilidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio de sí mismo; un amor que se disfruta en la alegría verdadera y en la paz, que es compendio de todos los bienes. La batalla es cierta y constante. Con la ayuda de su gracia podremos salir victoriosos de la tentación y practicar las virtudes para gloria y alabanza de la Santísima Trinidad.
Sugerencias...
El corazón de la vida cristiana. La imagen del corazón nos refiere y trae a la mente el amor, y el Espíritu Santo es el Amor personal dentro del misterio trinitario, y por eso es el corazón de la vida cristiana. Ser cristiano significa, en definitiva, saber-querer amar. ¿Y quién nos enseña el arte de amar de modo cristiano? No precisamente los libros ni las ideas. El arte del amor cristiano nos lo enseña personalmente, a cada uno, el Espíritu Santo poniendo ante nuestros ojos a Cristo, sobre todo a Cristo crucificado. El Espíritu Santo nos enseña el arte de amar la verdad cristiana, contenida sustancialmente en el Credo y desarrollada con gran belleza y autoridad en el catecismo de la Iglesia católica. El Espíritu nos enseña el arte de amar la liturgia de la Iglesia y sus sacramentos, fuente de gracia y santidad para cada cristiano y para toda la Iglesia. El Espíritu nos enseña también el arte de amar en la moral cristiana que, con sus exigencias a veces no fáciles, infunde nobleza y dignidad, elevación y prestancia moral a todo el que la ama y la vive. El Espíritu enseña, también, el arte de amar la oración y la vida espiritual, como camino seguro y eficaz de unirse a Dios y de vivir en el gozo del amor la misma vida divina. Si dejamos actuar al Espíritu con libertad, Él nos hará hombres auténticos y santos en la Iglesia y al servicio de la Iglesia, y de la humanidad.
Caminar según el Espíritu. La exhortación de san Pablo abarca toda la vida del cristiano, a cualquier edad y en cualquier condición o profesión, cada día de la semana y cada hora del día (Gaudete et exsutate). Estés en casa con la familia, en clase de geografía en la escuela, en el club deportivo jugando bien, en la Iglesia participando en la celebración eucarística... compórtate según el Espíritu. Estás metido en un trabajo difícil en la oficina, estás feliz porque te has encontrado a un amigo que no veías desde hacía tiempo, estás divirtiéndote, has ido a visitar a tus suegros, has salido con la familia de paseo al campo... actúa movido por el Espíritu. Estás desganado y apagado por una mala noticia, rebosas de euforia porque has hecho un examen brillante, tienes un problema con tu esposa o esposo, con tus hijos... invoca al Espíritu Santo, pídele su luz y su fuerza, guíate por lo que Él te inspire. ¡Eso es ser cristiano! Con Él sabrás que es posible y además es fuente de paz y felicidad… con el Espíritu seamos santos de la casa de al lado…
María, esposa y madre, fiel discípula de Jesús, ruega por nosotros.

HOMILIA VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024)

  VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (29 de marzo 2024) Primera : Isaías 52,13 – 53,12;  Salmo : Sal 30, 2.6.12-13.15-16.17.25;  Segunda :...